Lunes, 8 de agosto de 2011 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Mario Wainfeld
Con su victoria, José Manuel de la Sota llega por tercera vez a la gobernación de Córdoba. Se consolida como la principal figura de la provincia desde 1999, con cuatro comicios al hilo: esos triunfos personales y uno de su segundo, Juan Schiaretti. Le emparda el record de mandatos al radical Eduardo Angeloz (protagonista dominante entre 1983 y 1995 con doble reelección). El peronismo iguala a la UCR en elecciones ganadas desde la restauración democrática: cuatro a cuatro. Un distrito claramente bipartidista, con un desplazamiento significativo hacia el justicialismo, que se refuerza porque el otrora partido dominante, la UCR, sale tercero nuevamente (como en 2007) en una disputa por la gobernación.
El senador Luis Juez, que iba por la revancha, no pudo alterar la tradición bicolor del terruño, en el turno anterior se le escapó por un pelito, ahora fue por un margen rotundo. Esta nota se cierra a medianoche con un escrutinio muy parcial y paralizado. Las tendencias y proyecciones sugieren que el “Gallego” De la Sota superó el acumulado de Schiaretti cuatro años atrás. El Frente Cívico de Juez habría tenido un desempeño inferior, en tanto el radical Oscar Aguad habría mantenido aproximadamente la cosecha previa.
Con Córdoba, los oficialismos provinciales prevalecieron en 10 de las 11 elecciones realizadas hasta ahora. La tendencia incluye una mejora en los guarismos, que se corroboró en la Docta donde, como cuadra a su apodo y tradición, los tres candidatos más taquilleros son abogados.
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A alambrar, a alambrar. De la Sota provincializó al mango su campaña, alambró su territorio, honró una ley de hierro para “gobernar” peronistas con caudal propio. Condimentó la tarea con un estilo de pastor electrónico light, decontracté, que incluyó un cambio de look, aggiornando hasta su personal pelambre. Su formato se redondeó con el recurrente uso de los nombres de pila de los candidatos, las alusiones a la familia. Ayer, en el palco dio una acabada muestra: usó el vocativo “familia cordobesa” para mentar a lo que en el pasado se llamaba “pueblo”.
Sus dos adversarios nacionalizaron el discurso y tributan, como ya se dirá, a sendos candidatos presidenciales. El Gallego prefirió territorializar, “vecinalizar” si se quiere.
El gobernador queda fuertemente relegitimado para los próximos cuatro años en los que, como patentizó en su discurso triunfal, procurará trascender al espacio nacional. Lo hará desde el “cordobesismo” que dio por fundado en esa ceremonia. Desgranó un relato federalista, pacifista, reversionó un célebre giro de Juan Domingo Perón. En su regreso, el tres veces presidente sustituyó el apotegma “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista” reemplazando, las dos veces, “peronista” por “argentino”. El gobernador electo alegó no ser más “un peronista cordobés” sino haberse reconvertido en un “cordobés peronista”. En sus palabras, primó lo edificante, el ansia de “construir no de dividir”. Su recurrente crítica al conflicto, a mirar hacia atrás, a los antagonismos sólo es retraducible como una diferenciación crítica respecto el kirchnerismo. Cuando mencionó diferentes vertientes políticas que deben convivir en armonía citó al peronismo, al radicalismo, al socialismo y al kirchnerismo, como especies diferentes, aunque (eso sí) armonizables. Como lo cortés no quita lo valiente agradeció la felicitación telefónica de la “señora presidenta”, entre las de otros dirigentes de variadas camisetas.
El cordobesismo, parecería, tratará de gambetear las compulsas nacionales de este año pero su fe de bautismo muestra la paternidad del peronismo federal.
De la Sota se inscribió como presidenciable para el 2015, condición que adorna a numerosos competidores, acaso mejor colocados hoy día. El jefe de Gobierno Mauricio Macri, entre los no peronistas. Entre los compañeros gobernadores la nómina puede ser larga, supeditada a votaciones que están por venir. Juan Manuel Urtubey ya está reelecto. Daniel Scioli, José Luis Gioja, José Alperovich y Jorge Capitanich pretenden quedar en ese pelotón.
A cuatro años vista y con tantos rivales en las eliminatorias, mucho le queda por hacer al gobernador cordobés.
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Adónde irán a parar. Tras desencuentros de todo tipo con operadores nacionales y dirigentes provinciales kirchneristas, De la Sota fue a las urnas desligado del Frente para la Victoria (FpV). Las cifras del escrutinio inducen a pensar que su estrategia fue correcta pues le permitió capturar una proporción elevadísima del voto peronista. La presunción se corroborará en las Primarias Abiertas y en octubre. Cómo se desgajarán esos votos entra las ofertas presidenciales de matriz justicialista es una de las claves para esos comicios. De la Sota no hizo ademán ayer de querer encolumnar esas adhesiones, todo indica que esa será su táctica.
El FpV enhebra malas elecciones y flojas operaciones en Córdoba desde 2007. Cristina Fernández de Kirchner resultó tercera en aquel entonces. En 2009 una lista propia, confrontando con el delasotismo tras el conflicto del “campo”, rasguñó el diez por ciento. El veredicto popular develará cuánto recuperó la Presidenta desde entonces, en esa pampa húmeda que la desafió en 2008 y la castigó electoralmente hace dos años. Las encuestas que maneja la Casa Rosada (que se encriptaron en los últimos días) imaginan una intención de voto del orden del 35 por ciento. Sería una hazaña, a la luz de los precedentes.
El ex presidente Eduardo Duhalde y el gobernador Alberto Rodríguez Saá desean quedarse con una ración rotunda del voto a De la Sota, cuyo discurso elogiarán a rabiar. Maquinan que hay un elector “peronista puro”, refractario a acompañar al kirchnerismo. Formular vaticinios es insalubre, mencionar datos (no vinculantes para la realidad futura) más interesante. Los sanluiseños Rodríguez Saá acostumbran tener aceptables elecciones en Córdoba, como suele pasarles en todas las provincias que limitan con la suya.
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Con poco acento de Córdoba capital. Juez es fuerte en la capital provincial, le cuesta hacer pie en el interior, que concentra el 60 por ciento del padrón. La asimetría se ratificó, con un agravante que fue la magra ventaja por el juecismo sobre el PJ en su bastión capitalino. El 2007 fueron alrededor de 25 puntos, ahora muchísimos menos.
Para el Frente Amplio Progresista (FAP), que propone al gobernador Hermes Binner para presidente, hubiera sido un golazo llegar a las Primarias Abiertas con dos ejecutivos provinciales, le pasó lejos. Con algo más del 40 por ciento de los sufragios en Santa Fe y alrededor del 30 en Córdoba, otro entre tantos enigmas que se abren, es cuántos votos retendrá la coalición. En Santa Fe, es predecible un desagio para el lado del radicalismo, aliado en la provincia, rival en la presidencial. En Córdoba habría que ver si no hay “voto cruzado” entre Juez y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Santa Fe y Córdoba representan algo más del 17 por ciento del padrón nacional. Con un trazo grueso, si el FAP retuviera todos sus votos estaría cerca de tener el 6 por ciento de los sufragios a nivel nacional. Podría ser un buen piso, para agregar los de la Ciudad Autónoma y la provincia de Buenos Aires. Pero da la impresión de que costará mucho contener cierto drenaje de votos.
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Otra vez terceros. Los radicales ponían buena cara y auguraban que Ramón Mestre ganará la intendencia de la capital, que se disputará el 18 de septiembre. No es sencillo que ocurra y en cualquier caso no borra la desazón por guarismos insatisfactorios en lo que fue un feudo boina blanca durante décadas. Los correligionarios tienen derecho a suponer (o, por mejor decir, es verosímil) que quienes los apoyaron ayer, lo harán el 14 de agosto y en las presidenciales. Pero su montante es limitado, máxime si se recuerda que en 2007 la fórmula Roberto Lavagna-Gerardo Morales fue la preferida por los cordobeses con bastante más sufragios que los logrados por “el Milico” Aguad.
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BUS y otras menudencias. Fue una jornada tranquila y correcta, concurrieron el 73 por ciento de los ciudadanos que podían hacerlo. Esa viene siendo, redondeando, la asistencia en diferentes distritos, más que aceptable. El estreno de la Boleta Unica de Sufragio (BUS), según sondeos realizados de volea, tuvo aprobación de los ciudadanos. Se votó rápido, hubo más penuria para el escrutinio, de cualquier modo no hubo denuncias relevantes, lo que es un alivio tras el bochornoso conteo de la competencia anterior.
El domingo próximo será el turno de las Primarias Abiertas. Córdoba tiene, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un fastuoso porcentaje de votos del ganador local en busca de una oferta nacional.
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