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Desde Tucumán

La escuela Diego de Rojas en la localidad de Famaillá, a 36 kilómetros de la capital tucumana, pasó de ser el primer centro clandestino de detención durante el Operativo Independencia a uno de los centros de votación más grandes de la zona. El ministro de Educación, Alberto Sileoni, puso la piedra fundamental de una nueva sede de la escuela que tendrá también un Museo de la Memoria.

Al lugar donde, durante la dictadura, pasaron casi 2 mil detenidos desaparecidos, ayer la gente se fue acercando desde temprano.

La escuela Diego de Rojas se convirtió en uno de los centros de votación más importantes, con gran cantidad de personas en las colas de las mesas, esperando su turno para votar. En la entrada de “la escuelita de Famaillá” –como la nombraban los represores–, una escultura con tres columnas recuerda el uso que se le dio cuando el represor Antonio Domingo Bussi fungía como interventor de la provincia. Tres columnas de cemento pintadas de verde tienen una inscripción: Memoria, Verdad, Justicia.

La escuela se terminó de construir en 1974 y en febrero de 1975 pasó a control de la V Brigada de Infantería, cuando comenzó el Operativo Independencia que comandó Bussi y fue el laboratorio donde los militares practicaron por primera vez el plan desarrollado durante la última dictadura.

La mayoría de las víctimas que pasaron por el centro clandestino sufrió torturas seguidas de muerte y desaparición. En 1977 se inauguró en el mismo edificio el Instituto de Enseñanza Superior de Famaillá, que todavía funciona allí.

“En marzo, el ministro Alberto Sileoni ya dejó asentada la piedra fundamental para trasladar el funcionamiento de la escuela y en el edificio del centro clandestino se va a inaugurar un museo de la memoria”, contó a Página/12 Jesús Salim, dirigente de la agrupación La Cámpora y candidato a legislador provincial en la lista de Alperovich.