Miércoles, 7 de septiembre de 2011 | Hoy
EL PAíS › SUSANA REYES HABLó DEL NACIMIENTO DE MARíA BELéN
Susana Reyes ya había hablado de su embarazo. De El Vesubio. De los cuatro meses. Habló de uno de los penitenciarios de guardia, Diego Salvador Chemes. De cuando le daba fruta porque le decía que tenía que cuidarse porque ese niño de la panza era para él. De cuando le llevó de regalo una “capuchita negra” para el niño. Llegó a la audiencia a pedido del Tribunal Oral Federal 6 para hablar del secuestro, embarazo y parto de Rosa Taranto, la madre de María Belén. Dijo que se lo adelantaron, le hicieron una cesárea, ella parió tabicada y “que no vio ni lo que tuvo”.
“Rosa estaba como todos, pero nosotras, las embarazadas estábamos muy preocupadas por cuánto tiempo íbamos a poder estar con nuestros hijos. A ella –dijo Susana– le dicen que la van a dejar 15 días amamantar al bebé y después se lo iban a dar a su familia. Le dijeron que después ella y su compañero iban a ser puestos en una cárcel. O sea: se hizo toda la ilusión y tenía planes. Me contó de sus dos hijos, que tenía una nena y un varón y todo lo que pensaba hacer. Todos teníamos esperanza y expectativa porque era el primer parto que teníamos. Un día la llevan a parir. La tabican y se la llevan. Fue a finales de agosto más o menos. Cuando vuelve, la vemos pasar por el frente de la cucha con la cabeza gacha. No dice nada. Al rato empieza a decirnos que la habían llevado a parir por cesárea y tabicada, que no vio ni lo que tuvo.” Les dijo que “pudo ver que había unas monjas que la cuidaban”. Que estuvo con la venda en los ojos. “Fue un bajón muy grande para todas –dijo Susana–. Para Rosa ni hablemos, pero para mí... que era la próxima... yo después de eso estuve sin querer comer nada, muy tirada, hasta que me liberan, el 16 de septiembre del ’77.”
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