EL PAíS › POLéMICA POR LA ALCOHOLEMIA

El dato del 0,13

 Por Raúl Kollmann

Pese a las versiones que surgen de fuentes judiciales, en las que se descarta la importancia del alcohol en lo ocurrido, hay un dato concreto que surge de la historia clínica, realizada por la ART en la Clínica Integral Fitz Roy. Allí consta oficialmente que la extracción de sangre se hizo a las 10.34, dos horas después del choque en Once. Y de puño y letra de una médica figura allí que si tenía 13,0 mg/dl de alcohol en sangre, que equivalen a 0,13 gramos por litro, a la hora del accidente tenía otros valores superiores.

Como señaló en este diario el médico forense y anátomo-patólogo Juan Fenoglio, perito en centenares de causas, el índice mínimo de metabolización es de 0,10 por hora, es decir que el motorman tenía al menos 0,33 gramos de alcohol en sangre e incluso podría haber tenido 0,48, de acuerdo con su envergadura y estado del hígado. Una reciente publicación oficial del estado de California establece que se metabolizan, en promedio, entre 0,15 y 0,18 gramos por hora, es decir que estimarían en 0,50 el nivel que tenía el motorman.

La ley indica que un maquinista debe tener cero de alcohol en sangre y la Ley de Tránsito establece que un conductor de autos no puede seguir al volante con 0,5. Esto significa que Córdoba tomó el servicio en forma irregular, aunque ni siquiera eso lo convertiría en responsable de las muertes, porque lo que habría que ver es si esa cantidad de alcohol jugó un papel real al momento del choque.

El titular de la cátedra de Medicina Legal y Deontología Médica de la Universidad de Buenos Aires, Luis Kvitko, también afirma que 13,0 mg/dl no es equivalente a cero y que a la hora de tomar servicio, así como a la hora del choque, el maquinista tenía niveles como los que indica Fenoglio. “No son valores de intoxicación, pero debería haber tenido cero”, le dijo Kvitko a este diario.

En cualquier caso, el tema es motivo de controversia: la empresa TBA desliza que Córdoba posiblemente bebió esa noche de carnaval antes de tomar servicio, que en la comunicación con Control denota vacilaciones que indican que podría estar adormecido y que podría haber ocurrido que cabeceó o se durmió en el tramo final, lo que explicaría –siempre según la empresa– por qué no accionó el freno de emergencia ni puso la reversa para detener el tren. El gremio, en cambio, insiste en que se trata de valores insignificantes de alcohol que no pudieron haber influido de ninguna manera en el choque.

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