El armado nacional del PRO para proyectar la candidatura presidencial de Mauricio Macri en 2015 incluyó a Carlos Grosso. El jefe de Gobierno porteño se reunió con el ex intendente de la Capital durante el menemismo, que debió dejar su puesto envuelto en escándalos de corrupción. Su vicejefa, María Eugenia Vidal, salió a defender la inclusión del ex gerente de la sociedad familiar (Socma) que maneja Franco Macri en esa “ronda de consultas”: “Me parece muy bien que así lo haga y que incluya a todos los dirigentes posibles en la consulta y el diálogo porque nadie tiene la verdad revelada”, se justificó Vidal.

“Los fines de semana el jefe de Gobierno está recorriendo distintas provincias y la de Buenos Aires para ir encontrando en cada lugar dirigentes con trayectoria política que quizá están desencantados de los partidos a los que pertenecen y quieren incorporarse al PRO”, dijo Vidal al explicar cómo avanza “en un trabajo de hormiga” la estrategia de PRO en el armado nacional que quiere llevar a Macri a la presidencia. Una tarea en la que el propio Macri incluyó a Grosso, un viejo conocido, que durante años trabajó a las órdenes de su padre.

La última aparición política de Grosso fue cuando Adolfo Rodríguez Saá quiso incorporarlo a su elenco presidencial durante su efímero interinato en medio de la crisis de 2001. “No me llamaron por mi prontuario sino por mi inteligencia”, se defendió entonces Grosso. Pero el ex intendente de la Ciudad terminó renunciando pocas horas después, durante uno de los cacerolazos que tuvo por escenario la Plaza de Mayo.

Dirigente de origen peronista, Grosso fue designado por el ex presidente Menem como intendente de Buenos Aires, pero tres años después –en octubre de 1992– renunció en medio de innumerables denuncias de corrupción. Durante su gestión, Grosso promovió el gran negocio inmobiliario que significó la urbanización de Puerto Madero, algo que todavía genera fascinación en el macrismo. Macri ahora volvió a convocarlo para sumarlo a su proyecto político.