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“‘No me quiero ahogar’, gritaba llorando mi hijo de siete, y entonces salimos con los chalecos, pero la impotencia era muy grande porque no había nadie para ayudarnos. En la esquina había gente agarrada de los palos pidiendo ayuda porque se la llevaba la corriente y yo no tenía ni una soga para ayudar y a la vez no podía soltar el kayak porque me lo llevaba el agua.” Ignacio, un vecino de Villa Elvira que practica kayak.

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“Salí a ayudar con otros tres pibes, la gente gritaba, los chicos lloraban, pedían ayuda; nosotros agarramos una soga para salvar gente porque la correntada era muy fuerte y se llevaba la gente que se golpeaba contra el alambrado y contra las casas”, contó Roberto Rodríguez, uno de los damnificados de la inundación.

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“Pensamos realmente que nos moríamos; salimos con el agua que nos llegaba al pecho y pudimos subir al techo de una casa donde estuvimos con siete familias toda la noche, con bebés, y con miedo de que se caiga el techo. Hace poco me reencontré con una mamá de la otra cuadra, a ella el agua le llevaba los nenes de los brazos. Necesitamos colchones, frazadas, comida”, dijo Jimena Grissman, voluntaria y sobreviviente.

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“En 13 y 99 casi nos morimos porque nos chupó algo y nos llevaba y dijimos ‘acá nos morimos todos’ y nos agarramos de la mano para morir juntos, eso es horrible. Esto parecía una película de terror. Sentía que de todos lados pedían ayuda porque se los llevaba la corriente. Perdimos todo, pero alguien nos va a ayudar”, comentó Graciela Aquino.

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“Cuando llegué el miércoles a las 6 a la escuela alertado por la directora, lo primero que hice fue buscar la bandera que llevé a las Malvinas en la expedición que hicimos los ex combatientes con motivo del 25º aniversario de la guerra. Estaba a salvo”, dijo Fernando, auxiliar de la primaria Almafuerte, ubicada en el casco céntrico de la ciudad, en calle 36 entre 27 y 28.

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“Nadie del gobierno vino a mi casa, me quedé con mi familia adentro de la casa con el agua a la rodilla y pasamos los tres días ahí. Yo salgo a buscar alimentos, ropa y vuelvo. No queremos dejar la casa sola”, dijo Freddy, un joven de nacionalidad paraguaya que vive con su esposa y dos hijos en su casa de calle 528 y 163, del barrio de Romero.

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“Lo saqué a mi viejo a caballito, con el agua hasta la cintura. Me costó un montón convencerlo, el agua subía y subía, pero para él no pasaba nada. Lo refugié en la terraza de mi casa, mientras iban llegando mis hermanos. Pasamos la noche mirando la calle llena de agua, sin luz, sin saber para dónde arrancar. Mi viejo pasó la noche pensando en todo lo que había quedado bajo el agua.” Martín, vecino de Ringuelet.

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“No pudimos ir al centro de evacuados más cercano porque estaba lleno y nos fuimos a lo de mi hermana, donde el agua no había llegado. Perdí todo”, dijo Antonela, de 20 años. Vive 97 y 119, en Villa Montoro. Ayer, logró llevarse ropa y unos borceguíes, luego de hacer cola en la catedral de La Plata.

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“Lo que más bronca me da de todo esto es que en los canales locales nadie avisó nada. El martes nos estábamos inundando de a poco y ni un reporte en la tele, ni en la radio. Cómo no te van a avisar de algo así. Si son medios de comunicación y reciben información todo el tiempo. Y si no, por qué no salieron a la calle. Estaba toda la ciudad inundada.” Ofelia, vecina de Tolosa.