EL PAíS
“Se terminó la mayoría automática”, dijo Beliz
Por Victoria Ginzberg
El 27 de junio será una fecha para marcar en el calendario oficial: el día en el que, según dijo el ministro de Justicia, “se terminó la mayoría automática”. Gustavo Beliz atendió a los periodistas en el comedor del ministerio –un salón con cortinas rosadas y una mesa grande de madera– y allí, ante las cámaras de televisión, insistió con la posibilidad de que el renunciante presidente de la Corte Suprema, Julio Nazareno, tenga que afrontar denuncias penales por irregularidades que se desprendan del caso Meller, una causa que sirvió a los diputados para fundamentar su acusación. Beliz aseguró que le parecía “inapropiado” que Nazareno quisiera cobrar la jubilación y lo denostó porque “intentó llevarse el cenicero del escritorio”, en alusión a los nombramientos de última hora.
Beliz se enteró de la renuncia que todo el Gobierno esperaba mientras estaba en un acto en la Escuela de la Gendarmería Nacional, en La Matanza. Allí fue abordado por los medios que cubrían el hecho y anticipó que el ex jefe de la policía de La Rioja no será reemplazado por un actual funcionario del Poder Ejecutivo.
Por la tarde recibió a los periodistas en el ministerio. Se lo veía satisfecho, pero no quiso alardear. No mencionó nombres de los candidatos a la Corte y prefirió ensalzar el decreto con el que la semana pasada el presidente Néstor Kirchner se autolimitó en sus funciones para designar a los integrantes del máximo tribunal. Pero tampoco se privó de despacharse contra Nazareno. “Su renuncia es un paso importante para la transparencia e independencia del Poder Judicial. Es el primer paso para que la Corte no sea un ámbito de corrupción e impunidad”, dijo.
Beliz criticó puntualmente ciertas actitudes del ex presidente del tribunal. “Debió presentarse personalmente ante la Comisión de Juicio Político, en cambio mandó un panfleto de tono inapropiado. No explicó al país una serie de irregularidades, como el hecho de no haber dado a conocer su declaración jurada y cobrar el desarraigo”, y fue más allá al asegurar que le parecía “inapropiado” que Nazareno quisiera cobrar su jubilación.
El otro reproche que le dirigió Beliz al riojano por adopción fue el intento de ascender a su hija y el nombramiento de su yerno: “Se quiso llevar el cenicero del escritorio”, dijo. Finalmente recalcó las posibles consecuencias penales que puedan derivarse de las acusaciones que sirvieron de sostén para el inconcluso juicio político, específicamente mencionó con detalle el caso Meller con el que la Corte avaló el pago de una suma, que asciende a 400 millones de pesos, a una empresa que fue contratista de la ex ENTel. “Ese caso es una vergüenza para el país y no lo vamos a dejar pasar. Si determinamos que hay delito se va a presentar la denuncia. La Oficina Anticorrupción ya está ocupada en eso, está trabajando”, aseguró.
Las críticas no fueron sólo para Nazareno. “La peor inseguridad jurídica es la impunidad o jueces de la Corte que fallen en función de su propio bolsillo y no de los intereses del país. Queremos construir una seguridad jurídica basada en valores y no en negocios, y lamentablemente lo que ha primado hasta ahora en el máximo tribunal”, aseguró Beliz. El único ministro que fue nombrado puntualmente fue el vicepresidente del tribunal y amigo del renunciante. “Espero que (Eduardo) Moliné O’Connor no se vaya a jugar al tenis al exterior”, dijo en relación con los habituales viajes del heredero de la presidencia de la Corte como representante de la Asociación Argentina de Tenis. De hecho, mientras Nazareno se despachaba con el ya célebre “dejáte de joder” frente a los periodistas que lo esperaban a la entrada del Palacio de Tribunales, Moliné O’Connor estaba en París siguiendo paso a paso el torneo de Roland Garros.
El fanático del tenis parece ser el próximo que el Gobierno, a través de la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, intentará desplazar de la Corte. Para esto será relevante una denuncia sobre el caso del ex juez mendocino Luis Leiva. Moliné O’Connor fue criticado por no haberse excusado en el jury de enjuiciamiento que destituyó al magistrado aunque las acusaciones contra Leiva se basaban en decisiones que había tomado la Corte. En el Gobierno tampoco descartan renuncias “voluntarias”. Lo que está claro es que lo de Nazareno es sólo un primer paso. “Nadie creía que el Muro de Berlín se iba a caer hasta que se cayó el primer ladrillo”, comparó un funcionario.