EL PAíS › LAS ENCUESTAS LE DAN MAL, PERO INSISTE DESDE LA RIOJA
Menem no come ni deja comer
Por Diego Schurman
En casi todas las encuestas de imagen, Carlos Menem está por el piso. ¿Por qué entonces Eduardo Duhalde lo ve como un problema? El propio Presidente lo respondió: por su capacidad de daño. Desde La Rioja, volvió a mover el avispero pidiendo elecciones anticipadas. Hasta se atrevió a imaginar a Ricardo López Murphy como su ministro de Economía, justo el hombre a quien se lo sospechó como cabeza de una asonada para desplazar a Duhalde.
Carlos Ruckauf debió interceder para saber cuánto de cierto y cuánto de fantasía había en esa movida. El canciller se movió por Duhalde, y también por interés propio: aún sueña con la presidencia.
“No soy el único que pide elecciones anticipadas, hay varios gobernadores y políticos que reclaman lo mismo”, continuó atizando Menem, sin dejar en ningún momento de reivindicar la dolarización.
El publicista brasileño Joao Santana le ha recomendado a Duhalde pasar por alto al ex presidente, quien lo llegó a calificar de “inepto”. Pero la sugerencia no llegó a los oídos de Chiche. La primera dama no se privó de algunas dedicatorias. Igualmente Menem, todavía con algunos sobresaltos por la venta ilegal de armas, sigue luciendo su traje de amianto. Se despachó contra Fernando de la Rúa y Duhalde por el corralito, desconociendo que algunos relevamientos –entre ellos uno de Ricardo Rouvier– también lo ubica entre los principales responsables de haber llegado a esa instancia.
Menem busca articular su vieja estructura de poder. Las privatizadas lo siguen añorando de manera inversamente proporcional a la gente y no son pocas las reuniones con empresarios de peso. Pero la clase política es cauta. Hoy su círculo áulico lo conforman quienes durante los 90 cargaban con el apócope de “híper”: Javier Mouriño, Ana Mosso, Martha Alarcia, Alberto Lestelle, entre otros.
Tiene su propio corralito, La Rioja, de donde no quiere salir por temor a un escrache público. Lejos de “caminar” el país, como solía hacerlo en campaña, su mensaje sólo lo hace llegar por los medios. Y hasta se da el gusto de que algún amigo –es el caso de Mauro Viale– le regale la única encuesta que lo ubica como el más votado para superar la crisis.