La organización internacional Reporteros sin Fronteras, que aboga por la libertad de prensa en todo el mundo, reclamó que el diario argentino Clarín y el chileno El Mercurio sigan los pasos de su homólogo brasileño O Globo, y se disculpen por haber apoyado a las respectivas dictaduras criminales. Una declaración firmada por su Secretario General, Christophe Deloire, y su responsable para las Américas, Benoît Hervieu, emitida al cumplirse cuarenta años del golpe chileno, afirma que “a falta de justicia, es la hora de los arrepentimientos, aunque sean tardíos. Salvo –o rara vez– de los medios de comunicación”. O Globo reconoció el 31 de agosto en un editorial que “El apoyo editorial al golpe del ’64 fue un error”. En cambio, dice la declaración, “el periódico argentino Clarín y el chileno El Mercurio se comportaron de la misma manera cuando los militares tomaron el poder por la fuerza en sus respectivos países, pero nunca expresaron un mea culpa”. Agrega que Clarín “conserva una posición dominante en el espacio argentino de frecuencias de radio y televisión, y se niega ceder parte de él, como lo exige la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, cuya plena aplicación se encuentra en suspenso por una decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”. Para RSF, “las regulaciones propuestas en distintos países de la región se comprenden en función de los años del Cóndor. La censura y el terror cesaron, pero el pluralismo no ha llegado, no el pluralismo real. La fuerte concentración mediática consolidada durante las dictaduras no experimentó ningún cambio con el retorno a la democracia”. La declaración opone la situación de Ecuador, cuya nueva legislación tiende a “establecer un enojoso control de los medios de comunicación y de sus contenidos”, con las de la Argentina y Uruguay que, con el apoyo de los relatores especiales de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de Estados Americanos (OEA), “rompieron con sistemas de regulación por demás obsoletos, puesto que databan de la época de la dictadura”, y contemplaron “una redefinición del espacio de difusión que tenga en cuenta el conjunto de medios de comunicación alternativos y de radios comunitarias”.