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El trabajo de Ibarómetro reitera un dato que aparece en casi todas las encuestas: el kirchnerismo cuenta con una especie de núcleo duro que ronda el 33 por ciento de los votantes. Es obvio que deberá sumar adhesiones a ese núcleo duro para ganar en 2015. Del otro lado, en la oposición, afrontan no sólo la existencia de perfiles distintos, sino también los debates sobre gobernabilidad, uno de sus puntos débiles hasta ahora.

Cuando se les preguntó a los encuestados sobre su cercanía con los distintos espacios políticos, algo más del 32 por ciento se ubicó cerca del kirchnerismo y la mitad de ese porcentaje dijo estar cerca del PRO. Relativamente cerca quedó el Frente Renovador, de Sergio Massa; algo más atrás el Frente Amplio Unen, con todas sus vertientes; bastante más lejos el peronismo no kirchnerista y finalmente la izquierda. Se trata de cercanía a valores, perfiles, no todavía de voto, aunque es muy probable que esos ciudadanos terminen apoyando al proyecto o perfil del que se manifiestan cercanos.

Lo que sucede es que no sólo está el tema del perfil, sino que se piensa también en un balance de lo ocurrido en los últimos años. “El Gobierno cuenta con una ‘reserva de apoyo’ –afirma Ignacio Ramírez– en torno de un conjunto de medidas hito que siguen suscitando importantes valoraciones positivas y que podrían ponerse en valor –en términos electorales– cuando la sociedad comience a elaborar su balance y decidir si le renueva o no el contrato al oficialismo. Las elecciones presidenciales suelen ser un plebiscito de los oficialismos en curso. En este sentido el kirchnerismo llegará a 2015 dotado de protagonismo e iniciativa como actor político y envuelto por una memoria colectiva positiva. El estudio revela, entonces, condiciones actitudinales (el subsuelo del voto) no tan favorables al cambio como muchos imaginaban hace un año y en contra de lo sugerido por algunas encuestas de intención de voto –conceptual y temporalmente– algo apuradas.”

Como se ve por el cuadro de cercanías políticas, hay un 20 por ciento, una de cada cinco personas, que no se considera cerca de ninguna fuerza. Allí hay un primer objetivo de todos los partidos: los que se declaran muy independientes, no tienen adhesiones fuertes, suelen ser moderados y cambiantes. Por lo general se trata de personas de sectores de menos recursos: la clase media tiende a tener posiciones tomadas. En esa franja puede pesar la trayectoria, las medidas consideradas positivas que tomó el kirchnerismo, en especial las relacionadas con superar desigualdades. El oficialismo tiene otra ventaja que es que ya obtuvo el 54 por ciento hace cuatro años, por lo tanto hay una franja que lo votó y ahora, por alguna razón, está enojada. Por el lado de la oposición, su punto de apoyo es el desgaste que suele producirse en los oficialismos después de once años de gestión. Habrá que ver también si se producen alianzas en el campo opositor o si las distintas vertientes llegan a las PASO por separado.

Según coinciden los consultores, las encuestas de intención de voto dicen todavía muy poco. Es que falta una decantación de candidatos, tanto en el oficialismo como en la oposición, que se verá en los primeros meses del año próximo. También pesará lo que decida CFK, que aún no se sabe si respaldará a un candidato o si va convalidar que disputen la candidatura en las PASO.