EL PAíS › PRESION PIQUETERA EN LA PLAZA PARA ESCLARECER LA EXPLOSION
El reconocimiento de que fue un atentado
“Es una victoria que el Gobierno haya reconocido que lo del sábado fue un atentado”, coincidieron los líderes de las distintas agrupaciones apenas salieron de la Casa Rosada. A las cinco de la tarde desde el Congreso, una gran columna de piqueteros y partidos de izquierda había partido hacia Plaza de Mayo para repudiar la explosión y con la máxima intención –que más tarde concretaron– de que algún funcionario de alto rango los atendiera. De la marcha no sólo participaron las organizaciones opositoras a la gestión de Néstor Kirchner sino que se sumaron Barrios de Pie y el MTD Aníbal Verón, más cercanas al Gobierno.
Cuando comenzaron a caminar hacia la Casa de Gobierno, los piqueteros ya habían recibido el resultado de las pericias que determinaron que la explosión –que dejó más de veinte heridos el sábado– fue resultado de una bomba de fabricación casera programada para detonar a las 19.30 entre los manifestantes. La noticia reforzaba la postura de las organizaciones de la marcha.
Sin policías a su paso y con sus líderes encabezando la columna, los piqueteros marcharon a Plaza de Mayo aunque no sólo para exigirle al Gobierno que investigue y castigue a los responsables de haber puesto la bomba. El pedido incluía también “el cese de la campaña contra el movimiento piquetero” que, según la conducción del Bloque Piquetero Nacional, fue la que creó el clima propicio para que ocurriera el atentado. “El Gobierno es el actor intelectual y quien motoriza esta escalada de violencia contra los sectores empobrecidos combativos”, aseguró el dirigente del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), Raúl Castells.
Al repudio del atentado no sólo asistieron las agrupaciones encolumnadas detrás del Bloque Piquetero. La bandera celeste de Barrios de Pie apareció temprano en el Congreso para formar parte de la manifestación y, en el cruce de Avenida de Mayo y 9 de Julio, un grupo de piqueteros del MTD Aníbal Verón esperaba el paso de la marcha para unirse a ella. “Vinimos a repudiar lo ocurrido. Nosotros no responsabilizamos directamente al Gobierno –se diferenció Jorge Ceballos, líder de Barrios de Pie– pero existe un clima de hostigamiento hacia el movimiento piquetero y en ese sentido el Gobierno sí tiene cierta responsabilidad”, aclaró.
Pasadas las seis de la tarde la columna que ocupaba más de cuatro cuadras llegó hasta las vallas que protegen la Casa Rosada aunque antes de entrar a la Plaza, y para evitar cualquier tipo de sorpresa, un grupo de piqueteros se encargaron de revisar todos los tachos de basura. Una vez que la “brigada antiexplosivos” compuesta por los propios manifestantes terminó con su tarea, los líderes de las agrupaciones junto a algunos representantes de partidos de izquierda entraron a la sede del Gobierno.
Una hora después, los dieciocho encargados de hablar con los funcionarios salieron de Casa Rosada enojados: querían ser atendidos por algún ministro y “sólo” fueron recibidos por el subsecretario de Seguridad, José María Campagnoli. “Denunciamos la negativa del Gobierno de discutir estas cosas, argumentando que el juez Norberto Oyarbide no les pasó ninguna información oficial sobre la explosión”, dijo Castells. Segundos después, un policía se acercó a la valla y le pidió al grupo que volviera a entrar a Casa de Gobierno porque el secretario General de la Presidencia quería verlos.
Los manifestantes tuvieron que esperar una hora más para saber qué ocurría adentro en la reunión. “Parrilli reconoció que fue un atentado y se comprometió a poner el peso del Gobierno en la investigación, esclarecimiento y castigo a los responsables”, anunció por megáfono el líder del Polo Obrero, Néstor Pitrola, en medio de banderas, aplausos y apretujones. “Es una victoria más del movimiento piquetero”, concluyó.
Informe: Martina Noailles.