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El Ministerio de Seguridad bonaerense difundió ayer el audio de la llamada al 911 en que el vecino, identificado como Oscar, advierte que veía movimientos en el monasterio. “Sí, mire, hay un auto parado acá frente al convento. Está como hace una hora. Tiró unos bolsos negros por encima de la pared y después se metió. El auto quedó ahí parado.”

–¿Un masculino saltó?– preguntó el operador.

–Sí, un masculino –fue la respuesta del hombre.

La comunicación transcurrió en un tono monótono, sin urgencias, sin dramatismo. No hay siquiera un pedido de que se dé respuesta rápida a lo que estaba ocurriendo. Menos de tres minutos después se presentó frente a Nuestra Señora de Fátima un patrullero y siete minutos más tarde un segundo vehículo con dos mujeres policías. Era poco después de las tres de la mañana.

El audio no disipa las dudas sobre el operativo. El primero de los interrogantes es por qué López transportó nueve millones de dólares a esa hora de la madrugada, cuando no estaba prevista ninguna detención ni un allanamiento a su vivienda. Tiene dos o tres causas en su contra y en ninguna su situación era delicada.

La segunda duda surge del hecho, consignado en el expediente, de que López tenía llave del monasterio. Tal vez por su relación con el fallecido arzobispo Ruben Di Monte, López tenía acceso al lugar. Una explicación de por qué prefirió arrojar las bolsas en vez de entrar probablemente tenga que ver con su estado mental. Según la monja que declaró “estaba loco” (ver nota central).

Hay un tercer elemento que no deja de sorprender. El vecino estaba a cierta distancia, lo que haría muy difícil que haya escuchado a alguien arrojando unas bolsas a las tres de la mañana. Los propios hombres de la Bonaerense admiten, en voz baja, que todo tiene un tufillo raro. Nadie descarta que algún servicio de inteligencia estuviera siguiendo a López y haya inspirado la llamada.

Entre los amigos de López circula esta hipótesis: un actual o ex SIDE le hizo creer que estaba a punto de ser detenido, el hombre se desesperó, quiso sacarse de encima los dólares y esos mismos agentes son los que están detrás de la oportuna llamada del martes. Con todo, nada de esto cambia el hecho de que el ex funcionario tuviera en su poder nueve millones de dólares presuntamente surgidos de hechos de corrupción.