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Los acreedores le pusieron fecha a su reunión: será pasado mañana en Roma. La cita es importante porque permitirá el encuentro de inversores de distintos países. Será la primera vez que distintos grupos de acreedores, militantes de diferentes asociaciones, intentan unirse. Habrá bonistas de Alemania, Italia, del norte de Europa y también estadounidenses. Así, intentarán juntar fuerzas para presionar al Gobierno por una menor quita. Desde la Casa Rosada le quitaron expectativas. Alberto Fernández aseguró que “es difícil variar nuestra posición” respecto de la oferta de pago original.
El jefe de Gabinete fue categórico al hablar sobre la propuesta de pago. Calificó como “una ficción” la posibilidad de ofrecer más dinero a los bonistas: “Es difícil pagar con lo que no se tiene”. La Argentina ha hecho una oferta absolutamente no revisable en este momento”, dijo. Sin embargo, a continuación, dejó una frase que abriría una puerta: “Es un tema a discutir”, deslizó, como si en verdad existiese la chance de modificar la oferta realizada en Dubai a fines de septiembre.
José Angel Gurría, ex secretario de Finanzas de México y ahora representante de un grupo de acreedores, dijo ayer que en la capital italiana se analizarán algunos proyectos presentados por distintos grupos sobre el superávit primario necesario por la Argentina para hacer frente al pago de la deuda. “Todavía prematuro hablar de un esquema ideal”, aseguró el dirigente mexicano.
Desde su despacho en la Casa de Gobierno, a sabiendas de las expectativas de los acreedores, Fernández dio cuenta de la carga que representa la deuda. “El tema es un condicionante central para que Argentina no frene su desarrollo. De allí que nuestra propuesta se vuelva tan inflexible, porque flexibilizarla –añadió– supondría poner en riesgo el crecimiento y el desarrollo.”
Los participantes del encuentro que se llevará a cabo en la sede de la Asociación de Bancos Italianos serán de distintas agrupaciones: Argentina Bondholders Committee (ABC), de Estados Unidos; Task Force Argentina, de Italia; la Asociación de Bancos Suizos; Argentina Bond Restructuring Agency (ABRA), de Alemania, y el nipón Bank of Tokio Mitsubishi. Sólo en Italia existen cerca de 400.000 ahorristas afectados por el default argentino, con una inversión declarada de unos 15.000 millones de dólares. Los alemanes, en tanto, declaran poseer títulos por 30.000 millones. Según cálculos extraoficiales, los inversores suizos retendrían títulos públicos por unos 9000 millones de dólares, mientras que los japoneses, por otros 2500 millones.