EL PAíS
Defensa de la dignidad
–¿Qué cambios notó en Buenos Aires entre el año pasado y éste?
–El cambio es bastante extraordinario. Por una parte hay cosas que siguen igual, porque el nivel de pobreza y marginalidad es muy grande, y también hay mucha inseguridad ciudadana. Lo que cambió es el ánimo de la gente, incluso de los marginados. Desde hace mucho tiempo que no pasa lo siguiente: las personas están queriendo creerle a este gobierno, y el Gobierno está haciendo esfuerzos para que le crean. No podrán solucionarse todavía los problemas de fondo, pero en derechos humanos, en torno a la forma de entender la deuda y en cuanto a la política de preocupación social, éste es un gobierno de lujo. Por ahí en unos meses me dicen que me equivoqué. Pero lo que veo es una coyuntura internacional muy interesante para la Argentina y me parece que ahora, por fin, hay una defensa de la dignidad.