EL PAíS › INCERTIDUMBRE EN LA CITY POR EL VENCIMIENTO DE HOY
En el recinto se han probado el casco
La falta de definiciones a pocas horas del vencimiento por 3100 millones de dólares con el FMI volvió a imprimir ayer una tendencia bajista en la Bolsa de Comercio, tendencia que domina al mercado desde el miércoles pasado. El índice MerVal cayó un 0,6 por ciento, en una jornada que se caracterizó por su alta volatilidad, al punto que las acciones líderes oscilaron entre una suba del 0,5 y una baja del 2,4 por ciento en las seis horas de operaciones. Las cuatro caídas consecutivas se hicieron notar en las estadísticas, ya que el MerVal perdió 3,2 por ciento en lo que va del mes. El dólar, en tanto, cotizó un centavo por encima del cierre del viernes y terminó en las casas de cambio del microcentro a 2,92 pesos para la compra y 2,96 para la venta.
La leve caída de la Bolsa y la tranquilidad en el dólar evidencian que los operadores financieros consideran que, de una manera u otra, el Gobierno terminará llegando a un acuerdo con el FMI. En tanto, el Banco Central incorporó 10 millones de dólares a sus reservas.
Economistas y banqueros polemizaron ayer con respecto a la posibilidad de que la Argentina ingrese en cesación de pagos con el FMI. El titular del Banco Credicoop, Carlos Heller, afirmó que “hay que mantener la firmeza de la negociación, con vocación de llegar a un acuerdo”. “La deuda es de tal tamaño que, para pagar lo que los acreedores consideran tan poco, la Argentina deberá hacer un esfuerzo tremendo por un período prolongadísimo”, agregó Heller.
Por su parte, Daniel Artana consideró que si la Argentina entra en default con el FMI, “puede entrar en el club de parias” del mundo. El economista de FIEL expresó que “el Gobierno se equivoca cuando piensa que el canje de la deuda con los acreedores privados sería exitoso si acepta entre el 50 y el 66 por ciento”. “Eso sería un fracaso. Debe aceptarlo más del 80 por ciento.” Marcelo Lascano, economista que participa del Grupo Fénix, recomendó pagarle al FMI, pero al mismo tiempo iniciar una campaña “para desparramar por el mundo la idea de que las culpas por la crisis son compartidas, tanto de nosotros como de los acreedores”.