EL PAíS
“De empresarios no tenemos nada”
Susana Rueda es la primera mujer que llega a la conducción de la CGT. Defiende la actuación del sindicalismo durante el menemismo y, aunque marca diferencias con los piqueteros, admite la legitimidad de la protesta.
Por Martín Piqué
Susana Rueda, una de las tres caras visibles de la CGT unificada, se entrevistó ayer con Néstor Kirchner en la Casa de Gobierno. Empleada de una clínica cardiológica –con licencia gremial–, niña mimada del titular del gremio de Sanidad Carlos West Ocampo, Rueda es la primera mujer que accede a la conducción de la CGT. De modales cuidados, elegante y con un tono muy alejado de las estridencias de “los muchachos”, la flamante secretaria general llegó a la sede de Azopardo con el apoyo de West Ocampo, a quien muchos consideran el verdadero “cerebro” de los Gordos.
Santafesina y con experiencia internacional como representante de la CGT en foros mundiales sobre servicios públicos, Rueda defiende la labor del sindicalismo en los ‘90 (“Tratamos de proteger los derechos de los trabajadores lo más que pudimos”, dijo) y critica la “violencia”, pero se cuida de cuestionar a los piqueteros. Por supuesto, también elogia al Gobierno: está contenta por el anuncio de que una parte de los planes sociales se reconvertirá en subsidios de capacitación profesional.
–Usted cuestionó los incidentes en la Legislatura desde la propia Casa Rosada. ¿La CGT está compitiendo con los piqueteros por la representación de los excluidos?
–Nosotros estamos tratando de buscar construir consensos. Para terminar con los disensos hay que atacar las razones y las raíces que sostienen las protestas. Hay una enorme cantidad de ciudadanos que se sienten excluidos, que viven en la protesta y que no tienen futuro si no conseguimos que recuperen la dignidad del trabajo. La protesta tiene razones legítimas en tanto son ciudadanos marginados, pero repudiamos la violencia contra el Estado y contra los bienes de todos los argentinos. La violencia no es solución en ningún momento. Es la expresión última de la falta de medios para convencer, de las razones que uno no puede difundir en los demás. Como decía el general Perón, “la fuerza es el derecho de las bestias”.
–El economista-jefe del Banco Mundial, Guillermo Perry, dijo que el problema de la Argentina no es el crecimiento económico sino la distribución de la riqueza. ¿Qué va a hacer la CGT para tratar de lograr un aumento de los salarios y una baja del desempleo?
–Coincidimos en que el tema central es la distribución de la riqueza, aunque por supuesto no coincidimos con el diagnóstico del Banco Mundial, que hace un análisis parcial y sigue exigiendo la transferencia de recursos hacia los organismos internacionales. Hay que hacer un replanteo de cómo este crecimiento económico que está teniendo la Argentina se transforma en mayores y mejores oportunidades para los trabajadores, para los desocupados y para los más pobres.
–Una parte de los planes sociales está siendo administrada por las organizaciones piqueteras. ¿Deberían ser gestionadas por los sindicatos?
–Es una política del Gobierno y, en ese sentido, ellos deben dar respuestas que van a seguir implementando. Hoy hablamos con el Presidente y coincidimos en establecer una reconducción de algunos planes sociales para transformarlos en planes de capacitación y formación profesional con el objeto de reinsertarse en el aparato productivo. Acordamos en elaborar una estrategia para reconstituir este tipo de planes: es uno de los temas centrales que estamos elaborando con los ministerios.
–¿Van a hacer paros, como amenazó hace poco Oscar Lescano?
–Todo depende de la vinculación, de la situación, del momento, de la oportunidad y del reclamo. El paro es una herramienta que tiene el movimiento obrero, al igual que la movilización y la confrontación. Pero nosotros lo que estamos buscando son soluciones, no la pelea por la pelea. Además, tenemos abiertos los canales de negociación y tenemos la suerte de que en el Gobierno nos escuchan para dar propuestas. Por eso, no tiene sentido la confrontación. Es una herramienta que se utilizará cuando las propuestas de los trabajadores no sean escuchadas.
–La nueva conducción de la CGT se conformó hace menos de una semana. Una de las primeras declaraciones que hicieron fue pedir una audiencia con Kirchner. ¿La CGT está presionando al Gobierno?
–Para nada. Porque el propio Presidente nos convocó antes de que tuviéramos la audiencia. Se comunicó telefónicamente con cada uno de los tres (Rueda, Hugo Moyano y José Luis Lingeri). Nos dijo que iba a buscar en la agenda un espacio para reunirnos. Antes de que la nota (en la que pedían la reunión) llegara a su destino ya teníamos el día y la hora.
–Usted pertenece al gremio de la Sanidad, ATSA. En ese ambiente se dice que uno de los gestores de la unidad de la CGT, Luis Barrionuevo, tiene negocios en la salud privada y en el PAMI. ¿Es así?
–Por lo que conozco puedo decirle que es un mito: no tengo ninguna certeza de que sea una realidad. Ningún prestador ha dicho que (Barrionuevo) pueda tener una relación directa con el PAMI. No existe ninguna vinculación ni ninguna empresa que haya dicho que (Barrionuevo) tiene alguna relación con el PAMI. En lo que a mí respecta.
–¿Qué piensa de la gestión actual del PAMI?
–Ocaña tiene muchos escollos por delante. Tiene que reacomodar la obra social más grande del país. Es un desafío muy grande. Va a llevar tiempo.
–Teniendo en cuenta la imagen pública y la trayectoria de la mayoría de los dirigentes sindicales, ¿no se deben una autocrítica?
–Nosotros hacemos críticas y autocríticas y estamos en permanente contacto con los afiliados. En cada congreso, en cada asamblea. Hemos resistido desde hace más de 28 años todos los avances del neoliberalismo en nuestro país. Hemos resistido todo lo que hemos podido y en algunas oportunidades hemos perdido porque el Congreso de la Nación sacaba leyes. Pero no hay que olvidar que la CGT le realizó once paros al presidente Menem en toda su gestión. Nosotros resistimos esa voluntad, esa legislación, y como no pudimos ganar encontramos la forma de que fuera lo menos perniciosa posible para cada actividad: tratamos de proteger los derechos de los trabajadores lo más que pudimos. Debemos hacer un análisis retrospectivo de los últimos 25 años porque si no siempre se queda pendiente de los últimos años. Pero lo más importante es reconstruir consenso, avanzar, teniendo memoria pero no enredándonos en el pasado.
–¿Por qué piensa que el secretario general de su gremio, Carlos West Ocampo, tiene tan mala prensa? Porque algunos lo asocian al sindicalismo empresario que en los ‘90 acompañó las políticas neoliberales.
–Yo puedo hablar de mi gremio, no de otro. Y nosotros de empresarios no tenemos nada. Ninguno de nosotros. Todos los dirigentes que durante muchos años pusieron la cara por el movimiento obrero y sostuvieron y contuvieron situaciones muy difíciles fueron desacreditados por los grupos de poder. Entre ellos fue desacreditado nuestro secretario general, aunque los afiliados nos siguen votando. Pero hay que aclarar que representamos la opinión de los trabajadores y no a algunos sectores de la ciudadanía.