EL PAíS
De fútbol, historia y otras yerbas
- Pasión futbolera. En la cena del jueves, Lula no perdió ocasión para mostrar su humor y su pasión futbolera. Sentado al lado de Kirchner, el brasileño ironizó acerca de las salvaguardias que pretende imponer la Argentina relacionando el tema con el club de sus amores, el Corin- thians. “No habrá salvaguardias para con Tevez”, amenazó. Hace dos semanas, el club más popular de San Pablo –famoso por su hinchada y comparable a Boca Juniors– compró a la estrella xeneize por 18 millones de dólares. El dinero lo aportó un testaferro del empresario ruso Roman Abramovich. La frase de Lula anticipa la expectativa, y la consecuente presión, con la que deberá lidiar el Apache.
- Un historiador ahí. Tras el discurso inaugural de Lula, que fue breve, hablaron Celso Amorim y Eduardo Duhalde. Como el canciller brasileño trazó un panorama de los últimos seis meses del Mercosur –el lapso en el que Lula fue presidente pro témpore–, Duhalde admitió que no tenía mucho más para decir. Igual se las arregló para fogonear su proyecto de la Comunidad Sudamericana. También quiso tener un gesto amigable para con Hugo Chávez, ya que ayer se cumplía otro aniversario de la muerte de Simón Bolívar. Pero Duhalde cometió una gaffe de la que salió con una sonrisa: se confundió al libertador bolivariano con el oriental José Artigas.
- Entre uniformes. Los turistas que suelen acercarse a Ouro Preto desde Belo Horizonte, la capital del estado de Minas Gerais, se encontraron con un despliegue de seguridad impresionante. En todos los puentes de las afueras de la capital, como en los alrededores del estadio Mineirao, se veían soldados camuflados con fusiles automáticos. También en el paisaje de Ouro Preto, un poblado enclavado entre morros, calles empedradas, iglesias de estilo portugués y casas coloniales, se veían elementos poco habituales para la actividad turística: entre las colinas verdes se divisaban baterías antiaéreas.