EL PAíS
Los planes de Solá
Por Mario Wainfeld
Por M. W.
“Duhalde se equivoca dos veces. Primero, porque cree que yo lancé mi línea tras acordarlo con Kirchner. Segundo, porque piensa que ahora voy a retroceder. Esta me la jugué solo, aunque calculo que a Kir-
chner no le disgusta. Y no voy a aflojar. Gobernaré por decreto, iré a la interna o me presentaré por afuera. Pero bajarme, no me bajo.” Felipe Solá, mientras matea con sus colaboradores más cercanos, define cuál será su táctica frente al (desmedido e impiadoso) desafío que le planteó el ex presidente Duhalde quien, cabe imaginar, dejará de hablar de su bucólico retiro de la política partidaria.
Duhalde ordenó a sus parlamentarios provinciales atarle las manos al gobernador cuando votaron el presupuesto. El modo en que se votó impide a Solá reasignar partidas, crear o discontinuar programas, hacer nombramientos en casi todos sus ministerios, regularizar a trabajadores contratados. Para cualquiera de esos menesteres (cotidianos en la gestión) debe dictar una ley sujeta al arbitrio de los legisladores duhaldistas. “Es un ataque a la gobernabilidad”, truena el gobernador y contextualiza “Kir-
chner no me apoyó en mi movida pero sí me dijo que no va a permitir que se jaquee la gobernabilidad”. Por ahora, el gobierno nacional deja constancia enfática de que la gobernabilidad no ha sido afectada, una lectura que revela que las relaciones Kirchner. Duhalde están en un momento de tregua. La vicegobernadora Graciela Giannettasio, hiperduhaldista ella, le aseguró a Solá por lo bajo que “en febrero te vamos a votar todas las leyes”. Solá no le cree mucho. Duhalde le aseguró algo similar a Alberto Fernández quien, por ahora (otra señal de que hay paz entre los aliados), asegura que le cree.
En tiendas del gobernador se da por sentado que Duhalde, tras su jugada, queda descolocado ante “la sociedad”. “Esta va a ser una pelea de imagen pública contra aparato político”, dice un importante operador del gobernador. Según esta lectura, que seguramente hasta Duhalde debe compartir en su fuero íntimo, Solá gana en imagen y el ex presidente en el territorio.
Los felipistas, empero, se tienen fe para una interna, con determinadas reglas de juego. El gobernador, detallan, domina el interior provincial y el ex presidente el conurbano. En la brega por los legisladores provinciales a elegir este año (los que más importan de cara al futuro inminente, los que bloquean ahora la gobernabilidad), Solá, “armando y caminando”, podría ganar todas las secciones electorales del interior y sacar minoría en alguna de las otras. Con eso equilibraría mucho las cargas en el Legislativo provincial. Ocurre que el interior está sobrerrepresentado en la Legislatura respecto del conurbano en proporción al número de sus habitantes.
Para prevalecer, aun en las secciones más propicias, hay que “armar”, juntarse con los intendentes, punteros y militantes, contenerlos, darles lugar en las listas y en las discusiones políticas. “Eso lo estamos haciendo y Felipe se involucrará a fondo”, se estimulan en La Plata.
También se necesita, otra vez hablando en jerga, “caminar”. Esto es que los referentes y los futuros candidatos vayan día tras día a los barrios, hablen con la gente, con los dirigentes sociales, pulsen el territorio. En eso, el felipismo se reconoce corriendo de atrás. “Chiche camina todo el tiempo. Cristina tendrá que resolver pronto si es candidata. Si lo resuelve, en marzo como mucho tiene que empezar a caminar.” El felipismo sabe cuál es el as de espadas, pero ignora si lo tiene en su mano.
La ley provincial electoral vigente obliga a que haya internas abiertas simultáneas de todos los partidos el mismo día, con fecha fijada por el gobernador. Con ese esquema, Solá está dispuesto a pujar. El duhaldismo quiere borrar ese avance de reforma política, replegarse a los buenos tiempos, volver a la interna partidaria tradicional, cerrada. Derogar, va de suyo, la norma actual. Tiene los diputados y da la traza de tener el cuero curtido para el desprestigio que le añadiría una decisión internista y brutal. ¿Qué hará el gobernador si se efectiviza ese desafío? Algunos a su lado dicen que debería vetar la ley. Otros, acaso el propio gobernador, piensan que si se da ese avance duhaldista será hora de “ir por afuera”, con listas propias frente a un PJ vaciado. Por ahora, son especulaciones, para un escenario que se abriría recién en marzo, cuando comiencen las sesiones ordinarias de la Legislatura. Dado el manejo de los tiempos del duhaldismo cuanto antes se hagan las internas, mejor. Solá, ya es costumbre, prefiere que estén más cerca de la fecha de los comicios nacionales.
Cuesta explicar por qué Duhalde, que sabe que su imagen mejora cuando constela lejos de su provincia, topó tan fuertemente al gobernador. La explicación más verosímil se emparenta con la que propone Solá: el ex presidente ve al kirchnerismo detrás del gobernador. O por lo menos, quiere escarmentar a Kirchner de cara al reparto de listas electorales, castigando a su supuesto paladín. Solá no se hace ilusiones respecto de cuánto lo acompañará el Gobierno. Piensa que, a la usanza de Perón o del jefe de Misión Imposible, si le llega a ir mal, la Rosada negará toda relación con el desaguisado. Si gana, es otra historia.
También es patente que si la dama no decide qué hacer el tablero queda muy incompleto. Cristina Fernández nada dice. “Una Kir-
chner como cabeza de lista es desequilibrante –explica un allegado muy cercano a Solá–, hasta Alicia (la ministra de Desarrollo Social) sería una gran candidata. Ella sí que camina por la provincia, haciendo obra. Y hay que ver cómo la ovacionan en los actos. Los pobres la aplauden”, resalta.
–Pero Alicia no es candidata –perogrulle a Página/12.
“No, claro. ¿Pero usted sabe cómo la aplauden en los actos?” Página/12 lo ignora. Sí registra que cuando llega la hora de pelear internas, de armar y caminar, las imaginaciones se avivan, las libidos se excitan y es muy arduo deslindar dónde terminan las fantasías y dónde empieza la realidad.