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De repente, en el hotel NH Columbia hubo lugar para la emoción. Había que ver a Carlos Zannini fundido en un abrazo con ese hombre de aspecto cansino. El secretario de Legal y Técnica no tardó un segundo en llevar a su amigo del brazo hasta ponerlo delante de Cristina Kirchner.
–Es Braulio López, de los Olimareños –lo presentó.
–No lo puedo creer. Kirchner se muere por darte un abrazo personal. Tenés que venirte. Y traer la guitarra –le dijo la primera dama.
Braulio fue integrante del mítico dúo, que supo ofrendar canciones testimoniales en los difíciles ’70. Con Zannini se quieren como hermanos. Y no podía ser de otra manera entre quienes compartieron el dolor de la dictadura: el represor Luciano Benjamín Menéndez los detuvo en Córdoba, dejándolos en condición de desaparecidos entre marzo y diciembre del ’76. “Vivimos para contarlo”, dice ahora el funcionario, quien congenió con Cristina para que el músico ofrezca este año un recital en la Casa Rosada.