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Hay hechos que, pese a ser mínimos, reflejan lo despiadada que puede ser la política. Ayer, los organizadores del lanzamiento de Chiche Duhalde en San Vicente vivieron uno en carne propia. Muy a su pesar. Cuando estaban preparando la infraestructura para el acto de hoy en la quinta 17 de Octubre, los duhaldistas tuvieron problemas para conseguir el palco: los empresarios que habitualmente alquilan los escenarios para este tipo de encuentros se mostraron poco dispuestos a arrendar el tablado. “Sentimos lo que es estar fuera del poder”, resumió a Página/12 un dirigente que tendrá mucha responsabilidad en la campaña.
Dificultades de ese tipo son nuevas para el duhaldismo. Acostumbrados a administrar el Estado y a contar con las facilidades que eso significa a la hora de hacer campaña , en el PJ bonaerense vivían ayer una situación muy distinta. “Hoy no somos el aparato. Somos malísimos pero ya no somos el aparato. Ya, no tenemos la Presidencia, ni la gobernación y tenemos muchos menos municipios”, ironizó un representante del duhaldismo.
Más allá de la catarsis, la confesión de las dificultades buscaba insuflar épica en la pelea que se viene. Pero también incluía una chicana para los ex socios y ahora adversarios: “Nosotros no podemos darnos el lujo de hacer el acto en un edificio público como el Teatro Argentino. Ni tenemos a un secretario de Comunicación (por Enrique Albistur) que se dedica sólo a la campaña”, atizó el dirigente, un histórico del PJ bonaerense con influencia en el comando de campaña de Chiche.
Esas declaraciones reflejaban las opiniones –una mezcla de furia, sorpresa y desencanto– que circulaban entre los duhaldistas tras el acto de Cristina Kirchner en La Plata (ver nota central). Tras las críticas que se escucharon en el Teatro Argentino, cerca de Duhalde están dudando entre “redoblar la apuesta y escalar la guerra” o adoptar un tono más moderado, apenas matizado por alguna ironía. Hasta anoche, la idea que prevalecía era evitar las respuestas puntuales a los cuestionamientos que habían hecho la primera dama (la mención a El Padrino) y el intendente de La Matanza, Alberto Balestrini (quien asoció al PJ con “un árbol viejo” que hay que “podar”). Pero hay quienes se salen de la vaina por contestar.
Uno de ellos es Jorge Villaverde, quien encabezará la lista de candidatos a diputados. En sintonía con la bronca general, el publicista brasileño Joao Santana, quien asesora al equipo de Chiche, propuso endurecer la campaña. Para el duhaldismo eso significa apuntar sus declaraciones públicas sobre los dirigentes que tienen un pasado muy cercano al titular de la comisión de representantes permanentes del Mercosur. “Estuvieron mucho tiempo con nosotros y nos conocemos todos”, era la frase, por demás sugerente, que se escuchaba cerca de Duhalde. Pero la amenaza podría quedar flotando, como una advertencia para más adelante. El lanzamiento de Chiche tendrá similitudes y diferencias con el de su adversaria: como el de la primera dama, será prolijo y reservado a los dirigentes (sólo fueron invitados los intendentes y los candidatos de cada distrito). La diferencia más notoria será el uso de toda la simbología peronista disponible, una decisión que se daba por descontada al elegir la quinta de Perón –el futuro mausoleo– como escenario del acto. “Nosotros somos el peronismo. Y lo vamos a hacer valer.”