El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, volvió a subir el tono de las discusiones por la instalación de las papeleras. Cuestionó el Mercosur –habló de “un proceso de desintegración” regional– y, como remate, descartó cualquier posibilidad de negociación con la Argentina. “Ya para nosotros no hay marcha atrás. Tendrá que ser la Justicia que corresponda la que resuelva este diferendo. No aceptamos que nadie, absolutamente nadie de afuera, nos diga lo que tenemos que hacer”, lanzó justo en momentos donde parece abrirse una puerta al diálogo, luego de que el gobierno argentino manifestara estar dispuesto a financiar el estudio de impacto ambiental y la suspensión de las obras.

“Ya para nosotros no hay marcha atrás. No aceptamos que nadie nos diga lo que tenemos que hacer. La salud y el medio ambiente de los uruguayos los cuidamos los uruguayos. Creo que Argentina tendría que cuidar un poco más la salud de su gente, porque tiene varias plantas de producción de pasta de celulosa funcionando en pésimas condiciones”, dijo Vázquez y reiteró su cuestionamiento al Mercosur: “Estamos hablando de un proceso de integración en la región, pero si uno de los países que integra ese proceso discrimina al otro, lo aísla, lo bloquea, no es un proceso de integración, sino un proceso de desintegración”, evaluó. No es la primera vez que se refiere a los cortes de esa manera. Vázquez habló desde México, donde permanecerá durante unos días como parte de una minigira que terminará el próximo jueves en un encuentro con George W. Bush en Washington.

En realidad, las críticas disparadas por Vázquez al Mercosur en relación con la disputa mantenida sobre las papeleras giran en torno de la negativa argentina a convocar al Consejo Consultivo para que intervenga en el tema. Ayer, Vázquez justificó el pedido al encauzar la cuestión como un conflicto que afecta la política regional. “Si uno de los países discrimina a otro, es un proceso de desintegración. Por eso creemos que esto hay que resolverlo y discutirlo a nivel de las instituciones propias que el Mercosur se ha dado”, evaluó. En contraste con estas declaraciones, su ministro de Medioambiente, Mariano Arana, se mostró más que optimista.

La noticia sobre la oferta argentina de pago de los sueldos de los trabajadores de Botnia durante una eventual suspensión de las obras parece haber caído bien entre algunos de los funcionarios uruguayos. Arana aseguró desconocer si el gobierno de Kirchner le acercó la propuesta a Tabaré, pero aplaudió la iniciativa, destacando que “contará con su particular apoyo”. En igual sentido, mantuvo un perfil conciliador al referirse a la posibilidad de que se realice un nuevo informe sobre las consecuencias que tendrán las papeleras. “Voy a solicitar la venia del presidente Tabaré Vázquez para reiterarle al gobierno argentino todo cuanto se ha hecho, y si hay que hacer más, lo haremos. Tengamos en cuenta que los estudios de impacto ambiental no culminan en un determinado instante. Tenemos que seguir profundizando para darle garantías plenas no solamente a los ciudadanos del área que está involucrada, sino también a la población latinoamericana y del mundo”, concluyó. Igual predisposición mostró el gerente general de Botnia, Ronald Beare. “Si se quiere hacer un tercer estudio de impacto ambiental es viable también”, dijo tras defender la posición de Botnia al asegurar que Uruguay sólo les pidió “un gesto” y no un reclamo formal para paralizar las obras durante noventa días.