La imagen de Juan Carlos Blumberg estirando la mano detrás del vallado que rodea la Casa Rosada para entregar su petitorio al secretario privado del ministro del Interior, Aníbal Fernández, fue la más ostensible muestra de la distancia que puso Néstor Kirchner del ingeniero. Una distancia que fue acompañada por un infranqueable silencio del Presidente y el descrédito, en privado, a la inmensa mayoría de las iniciativas que promovió el padre de Axel en la Plaza de Mayo. “Celebramos que de una convocatoria masiva de independientes, como ocurrió hace dos años, haya pasado a otra mínima de derechistas. Este Blumberg de la derecha no nos va a presionar más. Este no. Ahora va a sentir nuestro frío”, señaló a Página/12 una alta fuente oficial.

Blumberg llamó temprano a Fernández para acercarle el texto con los reclamos. El secretario privado del ministro, Diego González, le indicó que eso era imposible porque no estaba, pero que igualmente podía recibir el petitorio en su nombre. Finalmente el padre de Axel llegó antes de la 4 de la tarde a la Casa Rosada y detrás del vallado azul levantado sobre la calle Balcarce entregó su carpeta.

“Esperamos que de alguna manera el Ejecutivo se ponga en marcha con todo esto, que es lo que ha pedido la ciudadanía. Ahora tenemos que esperar los pasos prudenciales y esperar algún contacto”, consideró Blumberg, algo incómodo por no haber sido recibido. Desde el Gobierno justificaron la situación en que el ingeniero no había pedido audiencia.

–Lo importante es que llegue a las manos de Kirchner. Esa es nuestra intención –se conformó el ingeniero.

En la cartera política no piensan dar lugar al compendio de demandas que incumben al área, como por ejemplo la creación de una policía unificada. “Blumberg quiere una policía unificada. ¿Y la Policía Federal qué es? ...si tiene más sucursales que Carrefour”, señalaron a este diario fuentes de Interior.

Sobre la creación de un nuevo sistema de DNI para evitar falsificaciones, un vocero de Aníbal Fernández señaló que hace tiempo se está avanzando en la confección de nuevos DNI, algo de lo que no todos pueden dar fe. “Hay que cumplir un montón de pasos, cambiar la base de datos para poder establecer un registro único criminal en el país. Esto no se hace de un día para otro”, justificó.

Blumberg aseguró que algunas de las medidas que promueve fueron conversadas con funcionarios oficiales y que éstos no opusieron resistencia a estudiarlas. Sin embargo, puertas adentro, en la Casa Rosada no muestran disponibilidad con el nuevo petitorio del ingeniero, convencidos de que ahora tiene detrás al macrismo.

“En la primera marcha de Blumberg había 150 mil independientes, en la marcha de ayer (anteayer) había unas pocas decenas de miles de derechistas. Y todos sabemos que hay derechistas en la ciudad de Buenos Aires... qué le vamos a hacer... pero los derechistas no nos van a fijar la agenda”, dijo a Página/12 una alta fuente del Gobierno.

En lenguaje político, para la Casa Rosada lo ocurrido en la Plaza de Mayo fue lo más parecido a una liberación, ya que el entramado político que acompañó a Blumberg “descompromete a Kirchner” del paquete de demandas que el ingeniero presentó en sociedad.

“La verdad es que en materia penal nos hizo caer en cada pelotudez. Por suerte ahora los diputados no se van a sentir tan presionados como ocurrió años atrás, cuando sentían el aliento de Blumberg en la nuca.”

–Pero fue el Gobierno el que activó esas leyes –le recordó este diario.

–¿Y usted percibe que esas leyes cambiaron algo? No dieron ningún resultado, ¿o usted cree que aumentando las penas, como impulsa Blumberg, se termina con el delito? –sostuvo un ladero de Kirchner enarbolando la bandera del garantismo.

En Gobierno sostienen que el petitorio del padre de Axel no es más que un enunciado de buenas intenciones. “Hay un tremendo voluntarismo, yo entiendo el dolor de un padre a quien le asesinaron su hijo, pero lo que propone es de una liviandad increíble. Es muy poco lo que aporta.”

De todo el nuevo “paquete Blumberg”, en la Casa Rosada admiten haber tomado en cuenta una sola propuesta que se transformó en un proyecto de ley para modificar las causales de prescripción de los procesos penales. Esa corrección la hicieron de puño y letra el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el procurador general de la Nación, Esteban Righi.

A Kirchner le cayó decididamente mal que Blumberg haya hecho “una puesta en escena” –ése es el textual de la fuente– para permitir que desde la Plaza de Mayo se lo insulte. En la Rosada no pueden precisar si el ingeniero se convertirá en candidato a gobernador por el partido de Macri, pero ya no importa. De ahora en más se ocuparán de igualarlos.

La ira que despertó Blumberg en el entorno de Kirchner llevó a frases como éstas: “Ahora va a sentir nuestro frío. Le abrimos todos los despachos, pero lo de ayer fue el límite”.

El único que se animó a hablar públicamente de la marcha fue Daniel Scioli. “Yo no me opongo a que la sociedad esté movilizada. Eso siempre es bienvenido. Pero hay que despolitizar los temas. Todos buscamos lo mismo, todos queremos mayor seguridad”, dijo escueto a este diario desde su celular.

El vicepresidente fue el único hombre del Gobierno que en las últimas horas habló con Blumberg. Sencillamente escuchó su inquietud. Pero no lo recibió personalmente. Después del infructuoso intento por ver a Kirchner, el ingeniero buscó mejor suerte en el Senado. No tuvo un trato diferencial. Debió dejar el petitorio en Mesa de Entrada.