Sábado, 2 de septiembre de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › PARO DE LOS EMPLEADOS DE LA FUNDACION DE GRASSI
Los trabajadores de la Fundación Felices los Niños no cobran desde hace ocho meses. Ayer iniciaron un paro por tiempo indeterminado. Piden que el Gobierno intervenga la entidad.
Por Carlos Rodríguez
Al compás de la causa judicial por abuso sexual contra menores –cada vez más complicada para el cura Julio César Grassi– también se agrava la situación planteada en el seno de la Fundación Felices los Niños, en el predio que la entidad tiene en la localidad bonaerense de Hurlingham. Ayer por la mañana comenzó un paro de actividades por tiempo indeterminado “con guardias mínimas para no dejar desprotegidos a los 160 niños que son asistidos en la fundación y que cada vez cuentan con menor contención de toda índole”, informó a Página/12 Cristian Colombo, delegado de Utedyc, uno de los dos gremios que adhiere a la protesta en reclamo por el pago de salarios. Les adeudan los sueldos de ocho meses a 120 trabajadores nucleados en Utedyc y a 24 docentes que pertenecen al gremio de Sadop. La entrada principal de la Fundación, sobre Gorriti al 3500, estaba ayer tapada por banderas y pancartas colgadas por los empleados. La leyenda principal decía: “Los derechos del niño y el trabajador deben ser iguales y respetados. Acá no hay chicos felices”.
El paro involucra a un centenar de empleados de limpieza, comedores, cocina, choferes, vigilancia, portería, mantenimiento y administrativos nucleados en la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (Utedyc) y a 24 docentes del Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop). Los otros 56 docentes que trabajan en el jardín de infantes y las escuelas primarias y secundarias que todavía funcionan dentro de la entidad cobran sus sueldos en forma puntual porque dependen del Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires.
“Unos 1000 chicos de entre 3 y 18 años, entre ellos los 160 que viven en la fundación, concurren a la EGB, al Polimodal diurno y nocturno, a una escuela especial y al jardín de infantes que funcionan dentro del predio. Los chicos que vienen de afuera, del barrio, son pibes pobres que vienen, sobre todo, a comer y ahora ni siquiera hay qué comer. Nosotros estamos parando por nuestro reclamo, por el pago de sueldos, pero también paramos para denunciar la situación que atraviesan todos los chicos”, aseguró Colombo. El delegado de Utedyc sostuvo que el problema “se visualiza acá, en la sede central, pero hay otros comedores que dependen de la fundación donde tampoco se están pagando los sueldos”.
Hay filiales de la fundación en las localidades bonaerenses de González Catán, José C. Paz, Spegazzini y General Rodríguez, en el barrio porteño de Chacarita y en las provincias de Santiago del Estero, Chaco o Santa Cruz, en El Calafate, entre otros. “Lo que nosotros estamos pidiendo es que intervengan las autoridades provinciales y nacionales. Lo que pedimos es que se intervenga la fundación, pero que se garantice su continuidad, en condiciones normales, para bien de los chicos y de todos los trabajadores. No queremos que esto se cierre.”
Ayer por la tarde, Colombo había sido citado a La Plata para reunirse con autoridades del Ministerio de Desarrollo Humano. “El problema por la falta de fondos no se traduce sólo en la falta de pago de los sueldos, que se adeudan desde enero de este año. Tampoco hay material didáctico para los chicos, ni ropa ni zapatillas. Nosotros tampoco tenemos ropa de trabajo y el estado general de las instalaciones es lamentable. Por eso decimos que el problema que se vive acá no es sólo laboral. El problema, sobre todo, está afectando a los chicos que han llegado a este lugar porque son víctimas de conflictos sociales graves”, insistieron Colombo y el secretario general adjunto de Utedyc, Jorge Salas, quien se hizo presente ayer en la sede de la fundación.
El predio de la institución, en Hurlingham, ocupa 67 hectáreas. Allí funciona un hogar para bebés de cero a cinco años y el hogar Sagrado Corazón de Jesús, en el que están alojados pibes de 6 a 12 años. Los chicos están separados por edades y por sexo. El único lugar mixto es la llamada Casa de Hermanos, donde conviven grupos de pibes de 4 a 20 años. También hay una Casa para Madres Solteras de hasta 21 años.
“La situación es muy delicada, es necesario que las autoridades intervengan para buscar una solución. Nosotros no tenemos ningún interlocutor válido. Hasta hace poco nos recibía la hermana María Helena Ferracutti, que es la actual presidenta de la fundación, pero sabemos que ella siempre tiene que consultar al cura Grassi y la plata no aparece, aunque se recibe un subsidio anual de la Nación de 1,9 millones de pesos”, aseguró Colombo.
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