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Carlos Menem sabía desde el martes a la noche que Carlos Reutemann desistiría de competir por la sucesión de Eduardo Duhalde. Así se lo confirmó a Página/12 una fuente cercana al ex presidente, quien reconoció las “ventajas comparativas” que desde ahora tendrá su jefe para quedarse con el triunfo en la interna justicialista.
Para Menem, el gobernador santafesino era un obstáculo difícil de franquear. Y por todos los medios operó buscando lo que finalmente sucedió: forzar al Lole para que dé un paso al costado. En las propias usinas menemistas consideraban “dificilísimas” las chances del ex presidente y alguno hasta se animó a decir que a último momento encontraría una excusa para no lanzarse a la pelea.
Ayer Menem se contactó personalmente, y a través de sus principales operadores, con diferentes referentes políticos y también de los llamados “factores de poder” para recuperar aquel sostén que en parte se había desviado tempranamente hacia Reutemann. Ahora espera que diversos sectores internos del PJ comiencen a encolumnarse detrás de su figura.
A la polarización con la líder al ARI, Elisa Carrió, que tanto explotó en los últimos días para mejorar sus chances, ahora seguirá un trabajo de “diferenciación” basado en la supuesta capacidad de gestión de uno y otro.
“Será la pelea entre un ex presidente con 10 años de funciones y una mujer que a sólo tiene para mostrar un cargo legislativo”, chicaneaban ayer en una clara demostración del estado de ánimo que se había instalado en el universo menemista.
Hacia afuera, en cambio, la orden fue mostrar calma, no gastar todos los cartuchos de entrada ya que resta un proceso largo, larguísimo, de diez meses, y en los que el ex presidente podría sufrir un profundo desgaste. En su entorno temen, por ejemplo, que se multipliquen las denuncias en su contra y aumente el centimetraje de temas que lo comprometen, como el caso de la venta de armas.