Jueves, 4 de enero de 2007 | Hoy
La historia del ex jefe de Operaciones de la ESMA Adolfo Donda Tigel estará para siempre asociada a la traición y la tragedia. El oficial de la Armada actuó en el centro clandestino y, según varios sobrevivientes, no tuvo pruritos en reconocer que su propio hermano, José María Laureano Donda, y su cuñada, María Hilda Pérez, fueron secuestrados por los grupos de tareas y que él no hizo nada por salvarlos. Laureano Donda y Pérez militaban en la JP y Montoneros de la zona oeste del conurbano. Sus compañeros los llamaban “Pato” y “Cori”. Durante varios años fueron responsables del trabajo político que se desarrollaba en la villa Carlos Gardel de Morón, detrás del Hospital Posadas. Antes de ser desaparecidos, tuvieron dos hijas. Hoy las dos son mujeres adultas. La mayor fue criada por el propio Adolfo Donda Tigel, su tío paterno. La menor se llama Victoria y recuperó su verdadera identidad en marzo de 2004. Recién entonces supo que había nacido en la ESMA en agosto de 1977. Cuando nació, su mamá le puso hilitos azules en las orejas para identificarla. Pensaba que se la darían a la abuela, pero el entonces jefe de Operaciones de la ESMA entregó su sobrina a un militar que no podía tener hijos. Victoria es concejal suplente por Avellaneda (electa por el Frente para la Victoria) y milita en Libres del Sur.
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