No fue mucho lo que la senadora Cristina Fernández de Kirchner se animó a caminar por las calles de París. La tarde templada ayudó a que la comitiva que la acompañaba –el canciller Jorge Taiana, el embajador Eric Calcagno, el vocero presidencial Miguel Núñez y el traductor Walter Kerr– decidiera, a poco de emprender el camino de regreso desde el museo Nissim Camondo, descender del auto y caminar por el boulevard Malesherbes hasta encontrar la iglesia Madeleine y luego tomar la rue Royale y así pasar por la plaza de la Concordia. Cristina Kirchner eligió un típico café parisiense para tomar algo y luego seguir camino hasta el hotel donde, dijeron sus colaboradores, se dedicó a preparar el discurso que pronunciará mañana en la ceremonia donde firmará, en nombre de la Argentina, la Convención Internacional para la Protección de Personas contra las Desapariciones Forzadas. En el trayecto, la primera dama se cruzó con una familia argentina, un matrimonio con sus dos hijos, que la saludaron.