Sábado, 12 de mayo de 2007 | Hoy
En la causa por los crímenes cometidos en el Destacamento de Arana, el juez federal Arnaldo Corazza concretó la detención de Rubén Oscar Páez, otro de los jefes de la Brigada de Investigaciones de La Plata durante la dictadura. Páez, que desempeñó ese cargo en los momentos más oscuros de la represión ilegal en esa ciudad, se negó a prestar declaración indagatoria y, a sus 72 años, solicitó el beneficio del arresto domiciliario que le fue concedido por el magistrado. Su detención había sido pedida por el fiscal federal Sergio Franco en octubre. “Cabe imputarle a Páez la autoría directa de los delitos de privaciones ilegales de la libertad, torturas y tentativas de homicidio calificado, pues evidentemente se trata de un ejecutor dentro del aparato organizado de poder”, escribió el fiscal, en ochenta y ocho casos, entre los que se encuentra uno de los hijos de Hebe de Bonafini. El procesado Christian von Wernich, cuando prestó declaración indagatoria, se refirió a Páez. “Al entrevistarse con los detenidos (...) recuerda que en la Brigada por entonces estaba a cargo del ‘Negro Páez’.” Además, en el Juicio por la Verdad también quedó acreditado que el imputado estuvo al mando de la brigada a través de numerosos testimonios. “Los jefes de los establecimientos a los que nos venimos refiriendo tenían una relación de carácter inmediato con los hechos que se les imputan, o sea, eran ellos, junto a sus subalternos, los que mantenían a las víctimas privadas ilegalmente de su libertad y en condiciones infrahumanas de detención. Eran ellos los que aplicaban directamente las torturas o, al menos, creaban y sostenían las condiciones necesarias para que otros las aplicaran”, dice el dictamen de Franco. El mismo razonamiento se aplica a las privaciones ilegales de la libertad y las tentativas de homicidio.
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