Tras casi dos días de interrupción total, Argentina reanudó ayer sus envíos de gas a Chile, aunque en una cantidad mínima, que permitirá abastecer los domicilios y comercios de la capital de esa nación vecina. A diferencia de interrupciones anteriores, en esta ocasión no hubo ninguna expresión recriminatoria desde el otro lado de la frontera y, por el contrario, su canciller, Alejandro Foxley, destacó que las relaciones bilaterales son muy buenas.

El cumplimiento de los contratos de exportación está condicionado por la posibilidad de garantizar primero el abastecimiento interno. Por esta razón, ante la escasez que afectó estos días a todo el país por la creciente demanda que estimuló el frío, se suspendieron los despachos de ese fluido.

El acuerdo de venta involucraba hasta 22 millones de metros cúbicos por día. Pero en los últimos días ese volumen bajó drásticamente a entre 1,5 y 1,8 millón, lo suficiente como para atender los requerimientos de las casas y los comercios y evitar que más de 370 mil hogares trasandinos estuvieran sujetos a racionamiento.

En condiciones normales, el aporte del gas argentino servía para las industrias y las usinas térmicas generadoras de electricidad, lo que lo hace muy sensible a cualquier medida que se tome aquí. Como los recortes comenzaron en el 2004, ya muchas fábricas y centrales chilenas se fueron reconvirtiendo para reemplazar el gas por el fueloil o el carbón con el objeto de no depender de una única fuente.

Ricardo Lagos Weber, el secretario general de gobierno de Michelle Bachelet, aseguró ayer que el gobierno está “satisfecho” por el comportamiento local. “Nosotros hemos estado confiando en el compromiso de la autoridad argentina a pesar de las dificultades que tienen en la república hermana trasandina. Desde ese punto de vista, estamos satisfechos con lo que ha ocurrido”, señaló.

Foxley formuló declaraciones igualmente amistosas, destacando que “las relaciones a nivel político entre los dos gobiernos son perfectamente normales. A nivel de cancillerías son muy buenas”, y aclaró que Chile ya decidió “no depender nunca más de una sola fuente energética”. Tono similar al que animó al ex presidente Ricardo Lagos. “Ustedes ven las dificultades que ha tenido acá en este momento la ciudad de Buenos Aires y, en consecuencia, es también una situación difícil para el gobierno argentino.”