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Desde el vamos, el convento de Santa Catalina de Siena, ubicado en pleno microcentro, fue el escenario preferido tanto por Eduardo Duhalde como por los obispos para el lanzamiento del diálogo. Pero el temor a los cacerolazos había provocado que los hombres más cercanos al Presidente aconsejaran por un mensaje conjunto por cadena desde la Rosada. Tenían presente aquella caótica salida de Fernando de la Rúa de una reunión en Cáritas, un día antes de su renuncia. Sin embargo, luego se resolvió seguir adelante con la idea original, aunque manteniendo en reserva hasta último momento el lugar desde el que se lanzaría la convocatoria. Finalmente, se hizo en uno de los jardines internos del convento el primer monasterio para mujeres de la ciudad, que empezó a construirse en 1727 y que hoy se ubica en la manzana de las calles San Martín, Viamonte, Reconquista y Córdoba. Duhalde llegó al convento acompañado por su vocero, Eduardo Amadeo, y el secretario de Medios, Carlos Ben.