Los encuestadores no coinciden acerca de las características del record de ausentismo registrado en la elección del domingo pasado. Difieren en la incidencia de lo que denominan abstención “técnica” –los enfermos, los fallecidos, los que viajaron, los que cambiaron domicilio– y la abstención “activa”, la de los disconformes con la oferta electoral. En lo que se ponen de acuerdo es en que es un electorado al que es necesario interpelar de alguna manera para que modifique su actitud y que en caso de que nuevamente no concurra a votar el 24 de junio favorecerá a Mauricio Macri, el amplio ganador de la primera vuelta.

“La tendencia es que en el ballottage participe aún menos gente porque hay referentes como Elisa Carrió y los dirigentes de izquierda que llaman a no votar”, sostuvo Artemio López, de la consultora Equis, uno de los primeros en advertir en la histórica caída por debajo del 70 por ciento del padrón en el comicio del domingo. “Para contrarrestar ese ciclo debe haber una campaña fuerte para que la gente vaya a votar. Además, cuanto menos sean los que voten, más chances tiene el que ganó la primera vuelta, es decir Macri”, explicó.

Artemio adhiere a dividir el 30 por ciento de ausentes entre un 15 por ciento “técnico” y un 15 por ciento “activo”. En este último grupo habla de quienes se siente “poco atraídos por las ofertas electorales”. Además, advierte una menor participación de los sectores de bajos recursos, que recuerda que por tradición son más cercanos al peronismo. “Lo cierto es que hace dos años, en una elección legislativa, que es la menos atractiva de las elecciones, votó un 5 por ciento más que ahora. No hay razón para que en esa elección haya habido más votantes que en ésta. Hay un record de ausentismo y una tendencia decreciente en la cantidad de votantes. Habrá que hacer una campaña y propuestas para que se revierta esa tendencia”, explicó.

“Los candidatos no encantan”, es la explicación que dio al ausentismo el consultor Hugo Haime. “¿Puede ir a votar más gente? Sí, puede ser. Por un lado, está demostrado que el 75 votó hace dos años y, por el otro, el antecedente de 2003 indica que aunque sea un dos por ciento, hubo más participantes en el ballottage que en la primera vuelta. Ahora el punto clave es que hay que motivar a esos ciudadanos. Hacerle sentir que vale la pena votar por alguien o votar en contra de alguien. Uno sale a la calle para aplaudir o para chiflar, de lo contrario se queda en casa. Eso significa que no puede haber una campaña desmotivadora. El centro tiene que estar en que vale la pena votar por fulano”, explicó.

En cambio, Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM, se mostró muy entusiasmado por el nivel de participación de la elección del domingo, pese a los ausentes. “Interesó mucho, hubo muy poco voto en blanco, poco voto anulado, poco voto de repudio”, sostuvo, y se mostró escéptico acerca de que pueda haber variantes para el ballottage. “Debo decir que se percibió poco rechazo a la política. Por eso no me parece que pueda haber un despertar de la sociedad en nombre de alguna consigna heroica. Existe una tendencia en las sociedades más sofisticadas a votar menos. Cada vez existe mayor cantidad de ciudadanos que no creen que su compromiso consista en ir a votar cada dos o cuatro años. Creen en otros compromisos, con la ecología, las asociaciones de consumidores o con lo que fuera”.