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Una confesión de dos meses que compromete a Cavallo y a Kohan

Página/12 tuvo acceso a la larguísima indagatoria de Enrique Piana sobre la llamada “mafia del oro”. El arrepentido detalló las gestiones de Kohan y Cavallo en la maniobra. Y dio detalles precisos de reuniones, charlas, montos comprometidos e intermediarios.

 Por Adriana Meyer

Prometió decir toda la verdad. Nadie puede asegurarlo pero contó mucho. “En este plan el lobby desplegado por Kohan pasó a ser clave pues desde allí se llegó a Cavallo y los americanos le solicitaron cambios en el IVA y en los derechos aduaneros. Para ellos las puertas que se iban abriendo fueron claves con el apoyo que Cavallo les ofreció”, describió el arrepentido Enrique Piana, principal protagonista de la “mafia del oro”, en su declaración indagatoria que duró dos meses. Aunque indicó que en esa parte de la historia lo excluyeron de las reuniones, cree que el ex ministro de Economía no cobró coimas a cambio de firmar los decretos que posibilitaron la millonaria defraudación con los reintegros. De todos modos, Cavallo sigue afuera del expediente. Piana aseguró que el menemista ex secretario de la Presidencia le ofreció el 10 por ciento de la privatización de la Casa de la Moneda si le pagaba 700 mil dólares de coima para “aceitar a los funcionarios” encargados de los pliegos. Y recordó que fue Kohan quien le facilitó el contacto con Adolfo Rodríguez Saá para instalar la refinería C&P Minning en San Luis, aunque aclaró que ese emprendimiento “nada tuvo que ver con la maniobra del oro”.
En las últimas semanas su rutina consistió en salir de su celda en el Escuadrón Buenos Aires de la Gendarmería para acudir al juzgado de Jorge Ballestero. A veces de saco y corbata, otras de sport pero siempre con chaleco antibalas, munido de apuntes y gráficos en cartulinas, Piana confesó su culpabilidad y se victimizó. Describió que en 1991 Casa Piana, la empresa fundada por su abuelo en 1884, estaba al borde del colapso por millonarias deudas. “Esa presión me llevó a tomar decisiones equivocadas e ilícitas”. Reconoció que el caso se destapó a partir de una nota de Julio Nudler en Página/12 y recordó que a partir de la revelación Jorge Campbell les pidió que eliminara de su agendas su número en la Cancillería.
La maniobra resultó ser una calesita de oro y plata. Casa Piana vendía supuestas manufacturas sobrefacturadas de oro a sus socios norteamericanos de Handy & Hardman H&H, y recibía a cambio reintegros y exenciones impositivas del Estado (ver facsímil). Piana admitió haber cobrado 10 millones de dólares por la venta al Banco Quilmes de los créditos fiscales obtenidos de la DGI. Explicó, además, que llegó a tener 1 millón 700 mil dólares en dos cuentas suizas. El fiscal Miguel Osorio apeló los sobreseimientos de los funcionarios de la DGI que pagaron los reintegros.
H&H tenía el apoyo de Cavallo para crear Refinerías Riojanas. “Cavallo ya tenía pasado el proyecto al Congreso. Se quería que el oro de las minas chilenas se transformara en oro nacional sin pagar derechos de importación y de allí exportarlo para cobrar los reintegros de exportación”, describió Piana. Y agregó que “a partir de la creación de Refinerías Riojanas los contactos vía Maza y Cavallo y Sánchez, y desde ese estamento a la Casa Rosada, fueron manejados directamente por los americanos”.
“Me comentó que era la mano derecha de Alberto Kohan y se ofreció para cualquier cosa en virtud de sus vinculaciones con el poder”, explicó Piana al referirse Mario “Lito” Fernández, a quien le compró su casa en el Boating de San Isidro. El arrepentido aseguró que los norteamericanos buscaban un “paraguas político” y tras aceptar los servicios de Kohan y Fernández le ordenaron efectuar pagos mensuales en efectivo de 30 mil dólares, tal como habían ofertado los propios lobbystas. “Fuimos conducidos por la secretaria al escritorio personal del señor Kohan”, relató sobre la primera reunión que se hizo en las oficinas de Libertador 222. “Kohan fue el nexo con el secretario de Minería y creó la predisposición de Cavallo para llegar incluso al presidente Menem”, agregó. Para graficar el tipo de gestiones realizadas por el ex secretario menemista, Piana explicó que logró frenar un intento de extorsión de una ex empleada de su empresa y de un ex diputado de procedencia sindical. Y cuando apareció la primera denuncia penal “llamó por teléfono delante mío al director de la DGI, Ricardo Cossio”. El ex empresario afirmó que Kohany Fernández le propusieron comprar un avión de 400 mil dólares que les alquilarían para hacer campaña política, pero no aceptó. Cuando le preguntaron que grado de conocimiento tenían de la maniobra, Piana respondió que “con (Alberto) Kohan y (Mario Lito) Fernández se habló puntualmente que el negocio del oro estaba montado sobre la idea de cobrar reintegros del Estado y que sin ellos el negocio se caería”.
Cavallo y Kohan todavía no se sabe si serán acusados. Faltan otras pruebas en su contra, amén de la declaración del arrepentido. Quienes, casi seguro, estarán sentados en el banquillo de los acusados serán Campbell y Marcelo Avogadro. De todos modos, con la extensa confesión de Piana podrían romperse otros silencios.

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