EL PAíS › CLAUDIO LOZANO, ECONOMISTA DEL FRENAPO
“Apoyar la banca pública y cooperativa”
Por Claudio Scaletta
El economista de la CTA Claudio Lozano considera que para salir del corralito el Banco Central debe convertirse en el prestamista de última instancia de la banca pública y cooperativa, pero no de los bancos privados. Paralelamente debe organizarse un sistema centralizado de depósitos y administrarse el tipo de cambio.
“A partir de la solución del problema del corralito, se abre la oportunidad de un reordenamiento de las relaciones del Estado con el poder económico en su conjunto”, destacó. “Se abren dos grandes posibilidades: o el camino hacia la extranjerización absoluta del sistema financiero o la posibilidad de rediscutir su rol como servicio público para fomentar estrategias de desarrollo”, afirmó.
–¿La alternativa es la nacionalización de los depósitos que se planteaba en el ‘73?
–Lo que entonces se entendía por nacionalización es en realidad una centralización de los depósitos. La banca no pasa en términos de propiedad a depender del Estado, sino que opera por cuenta y orden del Banco Central y recibe una comisión. Los depósitos son centralizados y las políticas públicas deciden como se asignan los créditos.
–¿Cómo se rompe el corralito?
–El primer paso es precisar qué tipo de sistema financiero se quiere construir. Hoy, sobre 5,5 millones de deudores hay 1221, el 0,02 por ciento, que concentran prácticamente la mitad del crédito. Además, el 67 por ciento de los recursos prestados están asignados en Capital y Gran Buenos Aires. Entonces, queda claro que el sistema no funcionó en base a una estrategia razonable de desarrollo de la economía.
–¿Cómo sería el modelo alternativo?
–Hay que poner al Banco Central como respaldo de la banca pública y la cooperativa, abrir el corralito y que la banca privada responda por vía de su capacidad. Al hacer esto puede suceder que devuelvan los depósitos o que no lo hagan. Si no lo hacen habrá que decretarles la quiebra y administrarles las carteras. Por otra parte, estas carteras de la banca privada incluyen a las principales empresas del país y pueden servir como respaldo para prácticamente la totalidad de los depósitos. Los 1221 deudores que citaba representan aproximadamente 47 mil millones de dólares que son garantía suficiente porque se trata mayoritariamente de firmas solventes que están devolviendo sus créditos. Acá no puede haber ni un peso para sostener la sobrevida de ningún banco privado.
–Cualquiera sea el nuevo modelo, en las circunstancias actuales levantar el corralito se traduciría en una corrida hacia el dólar.
–Ese es el segundo punto: resolver el problema cambiario. En el actual esquema, la existencia de un dólar flotante implica que cualquier liberación del corralito redundará en una mayor presión sobre el tipo de cambio.
–¿Hay que abandonar la flotación?
–El tipo de cambio debe ser administrado y el paralelo debe ser ilegal. De esa manera se evitará consumir divisas que no se tienen. Hay que pesificar absolutamente la economía, definir que todas las operaciones al interior del país deban hacerse en pesos y reservar los dólares para las operaciones con el exterior. En este contexto, la Argentina no tiene ninguna posibilidad de sostener la flotación, porque tiene déficit en su balanza de pagos y porque carece de financiamiento externo.