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Verdad o consecuencia

Declaración

Indignación y estupor nos provocaron los comentarios del periodista y presidente del CELS, Horacio Verbitsky, tanto en el programa “Detrás de las noticias” del viernes 30 de agosto como en la nota del diario Página/12 del 1º de setiembre, desacreditando sin miramientos a las Madres de Plaza de Mayo y en particular a Hebe de Bonafini y a Nora Cortiñas. Verbitsky dedicó un tiempo considerable del programa de TV y dos hojas del diario para dar a publicidad una carta firmada por ellas en nombre de la Institución y enviada en 1980 –en pleno terrorismo de Estado y en medio del dolor y el sufrimiento– al entonces presidente de Estados Unidos, James Carter.
Hace uso de la documentación recibida del gobierno de Estados Unidos para enlodar a las Madres de Plaza de Mayo y a su acción en defensa de los Derechos Humanos –que está de más explicitar aquí–, sabiendo que todos los organismos de Argentina enviaron en su momento innumerables denuncias al exterior. Lo menos que podemos decir –y sólo para dar lugar al beneficio de la duda– es que no nos queda clara la verdadera intención del Sr. Verbitsky. No creemos que ocupe tanto espacio con el único fin de mostrar que Madres, como casi todos los organismos de Derechos Humanos, han avanzado desde el dolor de lo inicialmente incomprensible a posturas políticas no necesariamente coincidentes pero fundamentadas y claras.
Los abajo firmantes: 1. Repudiamos la actitud de Horacio Verbitsky que, en los hechos, desacredita y divide la lucha de los organismos de Derechos Humanos. 2. Nos solidarizamos con las Madres y en particular con Hebe de Bonafini y Nora Cortiñas.

Asociación ex Detenidos-Desaparecidos
Liga Argentina por los Derechos del Hombre
Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos
Servicio Paz y Justicia


La respuesta de Verbitsky

Mis notas no incluyeron una sola crítica a la señora de Bonafini por aquellos contactos. Sólo reclamaron que no los negara ahora ni insultara a quienes la acompañaron, como Nora Cortiñas o Emilio Mignone. “¿A quién podía recurrir en su búsqueda desesperada, ella y las demás mujeres que, sin experiencia ni formación política, debieron salir a la calle para enfrentar a una dictadura promovida, apoyada o consentida por el poder económico, los partidos políticos de derecha a izquierda, la Iglesia y los mayores medios de comunicación?”, escribí en el diario. Los firmantes omiten que la señora de Bonafini dijo que recibir las cajas era “una traición a los desaparecidos”, que Carter había enviado las armas para reprimir (aunque según los documentos ella misma reconocía que el embargo de Carter había ayudado en su lucha y pedía a Reagan que no lo levantara), que la gente admiraba su coherencia porque ella nunca había tenido contacto con Estados Unidos, y que las madres que asistieron a la ceremonia sólo “se ponen un pañuelo, pero nada que ver”. Por eso la nota consideró “indefendible la falsificación de la historia, propia y ajena, el desdén por la verdad, la descalificación de quienes no coinciden con sus posiciones sectarias y el insulto a las demás madres”. Recordemos para quienes no lo saben que desde hace tres lustros están separadas en dos asociaciones, y no por mis artículos. Como admiten no tener clara mi intención, los invito a releer la nota de buena fe. Verán que a nadie desacredité ni enlodé. Ni el estupor ni la indignación deberían tapar la pura verdad.

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