Lunes, 23 de enero de 2006 | Hoy
Por José Natanson
Asistimos a un cambio profundo de la “cuestión social”. Aunque a muchos les cueste reconocerlo, los conflictos entre capital y trabajo que marcaron la sociedad industrial han perdido la centralidad que tuvieron en otras décadas. Hoy, en tiempos de globalización y libre mercado, ese lugar es ocupado por los temas de integración-marginalidad-seguridad, cuestiones vastas y complejas que atraviesan el conjunto de clases sociales. El reto es, por lo tanto, metodológico y teórico a la vez: ¿cómo analizar las mil y una caras de la marginalidad? ¿Cómo describir sus prácticas y sus representaciones? ¿Qué herramientas e instrumentos usar para entender mejor esta nueva realidad?
Este es el desafío que se plantean los autores de Los nuevos rostros de la marginalidad. La supervivencia de los desplazados. Compilado por el sociológico Fortunato Malimacci, investigador del Conicet y ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, y por Agustín Salvia, con una larga trayectoria en la investigación académica, el libro reúne artículos de diferentes investigadores sobre una serie de temas que permiten ir trazando un mapa de las diversas y contradictorias formas que asumen hoy la pobreza y la marginalidad.
Las tensiones entre la presencia en el barrio a fin de obtener los bienes del Estado y la necesidad de salir a buscar trabajo, los conflictos al interior de cada núcleo familiar, las contradicciones de quien estuvo incluido hasta hace poco y ahora no lo está más, las nuevas identidades, representaciones y patrones culturales que se forman, son algunos de los ejes que cruzan los diferentes ensayos. “Estar al margen, al borde, empobrecido, sin trabajo ni estudio, no es automáticamente sinónimo de estar excluido. Queremos utilizar este concepto solamente para las relaciones en las que se ha quebrado todo tipo de vínculo social. Los grupos vulnerables y marginados son activos, se recomponen en miles de maneras entre ellos, con (y contra) otros actores sociales. Es una situación no asimilable a las ‘exclusiones’ vividas en el gueto negro de Estados Unidos, ni a las castas ‘intocables’ de la India”, explica Malimacci en la introducción.
El libro incluye artículos de Salvia sobre la crisis de empleo, de Eduardo Chávez Molina sobre las actividades tradicionales informales, de María Laura Raffo sobre las ferias y los feriantes, de Victoria Salvia Ardanaz sobre los talleres domésticos de conducción femenina en el Gran Buenos Aires, y de Betsabé Policastro y Emilse Rivero sobre los vendedores ambulantes del Ferrocarril Mitre, además de ensayos sobre otra variedad de temas, desde las trabajadoras sexuales (prostitutas y travestis) hasta los clubes de trueque.
Las investigaciones se complementan siguiendo la línea básica de analizar las diferentes formas que asume hoy la marginalidad. “El riesgo y la incertidumbre hacen que las personas vivan al mismo tiempo en lo legal y lo ilegal, que no se distinga entre lo privado y lo público, que se reciba un salario y la ayuda social, que se pase del empleo al desempleo y diversa de un día para el otro, que se viva del día y de la noche, que se pida al estado y a la sociedad”, sostiene Malimacci en la introducción de un libro que se plantea, sobre todo, el desafío de relativizar algunos diagnósticos ramplones y reconocer la complejidad del fenómeno que estudia.
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