ESPECIALES • SUBNOTA
Vuelvo a repetir, no se puede discutir el tema de la legalización porque ésa es una discusión en el marco de Naciones Unidas, por todos los presidentes y todos los países que forman parte de Naciones Unidas.
Lo que está en discusión es si una persona que consume pequeñas cantidades para uso personal, que no hace apología, que no daña a terceros, que no se daña a sí mismo y que no lo exhibe, debe pasar por el Derecho penal, como viene pasando desde hace 75 años. O si ese consumo lo debemos parificar al consumo de las sustancias legales y por lo tanto abordarlo desde una perspectiva socio-sanitaria, que permita en primer lugar que la gente más vulnerable, por ejemplo la que consume sustancia de mala calidad, tenga acceso a los tratamientos que hoy no tienen. Y no los tienen porque nadie quiere a los chicos que tienen consumo problemático. El consumo problemático en la Argentina no tiene más de 30 años: antes no había consumos problemáticos de sustancias ilegales, sí había consumo de sustancias legales. La única que se trató en Salud Pública fue la del alcohol, que mereció un tratamiento desde la salud pública, mereció legislación, mereció prevención y sin embargo no descendió el uso y el abuso del consumo del alcohol, que vemos todos los días que ya está fuera de todo el consumo de hedonistas y tiende a perder, hasta alienarse muchas veces con eso, a los jóvenes como producto de la presión de las empresas cerveceras y otras bebidas alcohólicas que venden mensajes consumistas, que deberían estar prohibidos de ser emitidos en la televisión, como parte de una campaña de prevención inespecífica y específica.
Por último, algo que me parece interesante preguntarnos es el tema del mercado de medicamentos. En cualquier país desarrollado, el acceso a un medicamento de venta libre, el acceso a un medicamento de venta archivada, el acceso a un psicotrópico, está total y absolutamente controlado por el Estado de una forma estrictísima, de forma tal que cualquier ciudadano holandés o español no le queda otra cuestión que ir al mercado ilícito para obtener cualquier tipo de estos medicamentos.
En la Argentina, la pregunta es: ¿por qué si cualquier persona puede acceder a los psicotrópicos, ansiolíticos, a todo, busca la transgresión? Y a eso, ¿con qué se responde? Con el Derecho penal.
Yo lo que quiero decir es que en la práctica, más allá de que la ley utiliza en el Derecho penal la 23.737, desde lo jurisprudencial no sucede lo que se está planteando. En un estudio que hemos hecho en Sedronar en juzgados federales de Capital y algunos del conurbano bonaerense, sólo llegó a juicio el 1,2 por ciento de las más de 8300 causas que analizamos.
Esto sigue sucediendo actualmente y sobre todo después del fallo Arriola, del año 2008. Puesto que, en la práctica, muy pocos jueces toman la determinación de meter preso a un chico porque fuma un porro de marihuana. Lo que no se dice, y esto lo hemos escuchado en muchos medios de comunicación, es: primero, la marihuana no es una droga blanda. La marihuana que se consume hoy ha multiplicado su porcentaje de THC desde el 3 o 4 por ciento hasta el 15 o 16 por ciento. Basta meterse en cualquier dirección www.semillasdemarihuana.com para ver las ofertas y las garantías de marihuana que llegan hasta el 20 por ciento. Y hay estudios de universidades sudamericanas hechos en este tema.
Y en segundo lugar, lo que sí quiero decir es que se puede modificar la ley. Lo que no puede hacer el Estado es eximirse de la responsabilidad de brindarles salud a todos sus habitantes, y sobre todo a aquellos que tienen un problema de adicción. Nosotros estamos dando un promedio de 600 becas por mes para atender a la gente que no tiene recursos ni obra social para salir de las adicciones.
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