ESPECIALES • SUBNOTA
sobre el debate del suplemento anterior: ¿Es viable la minería a cielo abierto?
Me da la impresión de que un punto importante que no estuvo en la mira, o al menos no en forma notable, es el aspecto estratégico, sobre lo cual, desde mi ignorancia del tema, se me ocurren algunas preguntas basadas en los datos expuestos.
Si la minería es solamente extractiva para exportar producto en bruto, con tan escaso retorno, ¿necesita realmente el país de esta clase de actividad?; ¿no sería mejor conservar los recursos como reserva estratégica para cuando el país los necesite en su propio desarrollo, es decir, para extraerlos cuando sea necesario a la estrategia de desarrollo nacional?
Considerando que el objetivo es generar empleo y desarrollo, si esta actividad genera tan escaso volumen y calidad de empleo y tan limitado desarrollo local en relación con el alto valor de lo extraído y el costo ambiental, ¿no sería mejor priorizar la inversión hacia actividades que generen más y mejor empleo con menor impacto ambiental? ¿Por qué promover esta actividad?
Tratándose de recursos no renovables y de altísimo valor (no solamente por el oro y la plata), ¿es inteligente que se permita que extranjeros lo extraigan y lo exporten, más aún en estado bruto y con escaso control?
Yo trabajé para Hierro Patagónico (Hipasam), donde la extracción de hierro era económicamente inviable, sin embargo se realizó porque era estratégicamente importante: nos independizaba del hierro extranjero para nuestra industria. Es decir, el razonamiento inverso al actual.
Aldo Fernández Villalba
Lic. en Informática
La idea de la minería como motor de crecimiento económico, no explica por qué basar el mismo en materias primas no renovables, condición que per se marca un horizonte cercano de viabilidad.
Siguiendo la línea de razonamiento, sustentar la matriz económica global en recursos finitos, producto de actividades extractivas que por propia definición no pueden ser sustentables, resulta de difícil comprensión.
Postergar la discusión sobre viabilidad del crecimiento entendido solo como aumento del consumo especialmente suntuario por incorporación de “consumidores”, parece tan débil como no abordar desde la educación a nivel global el crecimiento demográfico (temas que quizás a futuro pueda incluir en debate).
Desconocer lo perentorio de esta discusión es dejar espacio a la cara más compleja de la condición humana, nuestra capacidad de destrucción, en lugar de potenciar la capacidad vital y la creatividad que posee nuestra especie.
La realidad tal como está planteada no es sostenible en el tiempo, ¿será este otro bien escaso?
César Barone
Yo opino que un tema tan crucial como aquel que implica contaminación de personas o todo lo contrario, atentado contra el ecosistema o todo lo contrario, vaciamiento de riquezas no renovables o todo lo contrario, debería formar parte de la agenda comunicacional de cualquier Estado. La minería es un hecho aquí y allá. Ahora, si se hace a cielo abierto o no, es un tema del cual todos los ciudadanos deberíamos poder opinar. Y de verdad creo que no podemos, porque no tenemos la menor idea de qué estamos hablando cuando decimos “minería a cielo abierto”. Me parece, teniendo en cuenta lo que se dijo en el debate por televisión, y por lo que yo, como abogado, es decir viniendo desde una disciplina que poco tiene que ver con la minería, con la ciencia y con la ecología, que no contamos con los datos mínimos para tener una opinión. Creo que lo interesante del debate es que ha puesto en descubierto que sobre temas como las drogas, el aborto, la eutanasia, cada uno tiene una opinión, basada seguramente en gran parte por sus convicciones y conocimientos éticos y sociales. Sobre este tema que apunta también a la vida, como a la economía de un país, sólo saben los interesados y los expertos. Creo que hay que estar alertas sobre esto, porque luego cuando lo leemos en los libros, ya es demasiado tarde.
Antonio Cáceres
Se le llama minería a cielo abierto al proceso de explotación minera que no es realizado en galerías subterráneas, sino en la superficie de la tierra. En nuestro país, este procedimiento se comenzó a hacer en la nefasta década del noventa. Así es como, si bien no es una práctica que se realiza sólo aquí y no tiene por qué ser demonizada, el modo en que se llevaron a cabo los contratos, las reglas y los pactos creo que deberían revisarse. No estoy autorizada para hacer ninguna denuncia, sólo digo que sería interesante revisar cómo se lleva a cabo esa minería hoy y quién se encarga de controlarla. Técnicamente y simplificando diríamos que para sacar los minerales hay que remover tierra con maquinaria y explosivos, creando inmensos cráteres que pueden llegar a ocupar más de 100 hectáreas y normalmente alcanzan de 200 metros a 800 metros de profundidad. Los cráteres suelen abandonarse cuando pierden rentabilidad. Este procedimiento que se desarrolla en muchas partes del mundo puede ser bueno o malo según los mecanismos de control, eficientes, transparentes y por fuera de las tentadoras coimas de las empresas interesadas. Eficiencia en el control y limpieza. Creo que este punto es central en un debate que si se concentra en cuánto empleo da, cuánta ganancia da, cuántos impuestos deja en el país cae en un círculo cerrado. La minería a cielo abierto, sin control, es una bomba de tiempo. Con controles y reglas claras, es una fuente más.
María I. Gallo
Geógrafa
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