ESPECTáCULOS › HORACIO FONTOVA SE PRESENTA EN “LOS VIERNES MUSICA”
“No soy un caudillo cojonudo”
El Dúo Fontovarios cerrará esta noche el ciclo con buena parte del material que compone su nuevo disco, aún inédito. Aquí explica por qué es imposible volver a los tiempos del “Fontova Presidente”.
Por Javier Aguirre
Para Horacio Fontova montar un espectáculo musical y haber grabado un disco –aún inédito– tiene algo de vuelta a las fuentes, de conexión con los orígenes de su carrera y con la que es su gran pasión artística. Lo grafica dibujando en el aire, con la mano, escalones imaginarios en los que la música está más arriba que el teatro o la televisión. Su nuevo repertorio, concebido como del Dúo Fontovarios (junto a José Ríos, su socio musical desde hace 18 años, bajista de Fontova y sus Sobrinos), ya fue grabado y espera ser editado como disco. En esas sesiones participaron músicos invitados como León Gieco (“Luz, cámara, acción”, que cuenta la historia de la primera película rodada en el desierto de Arizona), Skay Beilinson (en el blues “Adónde van”), Liliana Herrero, Peteco Carabajal o Daniel Melingo (quien fue virtual cuarto integrante del Fontova Trío). Y las canciones, todas interpretadas como dúo, sorprenden por musicalidad y por su humor, a veces refinado, otras con el sello trash de Sonia Braguetti: “El habano de Tittarelli” (trágico romance no correspondido entre Elliot Ness y un gangster), “Que sí, que no” (un mundo del revés en el que las ratas vuelan y Jesús está en... el Vaticano), el villancico “Nochebuena en Kabul”, o “El castillo feudal” (crónica medieval de cómo unos caballeros de Toledo violan a una niña). Fontova presentará en vivo el repertorio del Dúo Fontovarios –que también incluye un segmento estrictamente folklórico, no humorístico– como parte del ciclo gratuito Los viernes música, que organiza Página/12, esta noche a las 20.30, en el auditorio de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines, Belgrano 1732.
–¿Extrañaba poner el foco principal en la música?
–Hasta que el petiso Guinzburg me insistiera para que hiciéramos televisión –con “Peor es nada”–, yo siempre había laburado con la música. Profesionalmente yo empecé con la música. Mi pequeña carrera de actor (en la TV, en algunas obras del teatro, o estudiando un poquito) relegó a la música. Desde hace tres años, junto a José, empezamos a pulir de a poco lo que hoy es el Dúo Fontovarios. Pero hacía al menos ocho años que no tocaba.
–¿Y cómo decidió el regreso a la actividad musical?
–La crisis y el corralito nos dejaron en pelotas, y dije: “Es el momento para hacer lo que a uno más le gusta”. Así que puse toda la carne en el asador con la música. Sacrifiqué un poco algunas posibilidades de hacer teatro, porque se superpone en días y horarios con la música. Fue tomar una decisión. Y encontré con gran pasión que hacer música en dúo es más riesgoso que en una banda grande. Estás mucho más expuesto, y tenés que desarrollar más la parte musical, no te podés ocultar dentro de un grupo. Y tenés otros recursos musicales, como desarrollar la parte más juglaresca, o tener más libertad para la mezcla de ritmos; chacareras, bossa nova, blues, jota aragonesa, música medieval.
–¿El espectáculo se basa en el nuevo repertorio?
–Es todo nuevo, salvo por dos o tres temas viejos como “Me tenés podrido” o “Los hermanos Pinzones”. Todo este tiempo estuve componiendo mucho, sin desprenderme del humor. Trato de que no sea humor oportunista, ni de que aluda a personajes de la actualidad. Hago algo más genérico; me río de la situación humana, no de la situación argentina. Cagarse de risa es la única forma de sacarle valor a lo negativo. Aunque el humor está cada vez más agrio. Ya no existen los personajes tiernos de los que reírse, a los que sacarles el jugo. Se acabaron, ahora son todos demoníacos. Tenés esa cosa agria de “CQC”, donde podés ver a un político y quizás reírte de lo fantoche que es, pero sabiendo que es un tipo diabólico y siniestro.
–¿Evitar la alusión directa a la realidad argentina es una decisión únicamente artística, o cree que es mal momento para tocar ciertos temas?
–Cuando las heridas son muy profundas, la mejor manera de mencionarlas es con humor, que tiene efectos curativos. Exaltar las heridas, en cambio, es perversión. La otra opción es la fantasía. Yo trato de mezclar fantasía con la realidad perversa, usando al humor como si fuera pequeñas dagas que se clavan.
–¿Se imagina repitiendo ahora aquella campaña “Fontova Presidente”?
–Sería meterme en el balde de mierda. En aquel momento la democracia era joven. Pero ahora todo está tan fulero que ya no podría. Antes que Fontova presidente preferiría al Che Guevara, Juana Azurduy o Pancho Villa. No me veo como caudillo cojonudo.