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Por Carlos Galilea
Desde Madrid *

El músico japonés Ryuichi Sakamoto (Nakano, 1952), que fundó la Yellow Magic Orchestra, actuó en la película de Oshima Feliz Navidad, Mr Lawrence, compuso las bandas sonoras de El último emperador, El cielo protector y Pequeño Buda y escribió la partitura de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, acaba de publicar un disco con 16 obras del brasileño Antonio Carlos Jobim. Junto a Jacques y Paula Morelenbaum, chelo y voz respectivamente, llegó a España, en medio de una gira internacional en que se cansa de cosechar elogios. Sakamoto, que tiene una relación de amistad con Caetano Veloso, es un experto en la música brasileña, que interpreta con un refinamiento que impresiona.
“Tenía once o doce años cuando oí por primera vez una canción de Jobim en la radio”, cuenta el japonés. “Era algo muy diferente de la música que yo conocía, la de Bach y Beethoven, o incluso la de Los Beatles, así que desde entonces fui un fan suyi”, afirma. “Y aunque no lo conocí personalmente me siento muy cerca de él”. El disco Casa está dedicado “al espíritu” de Jobim (1927-1994). “La idea se le ocurrió a Paula y en seguida nos anotamos. De inmediato pensé que era necesario grabar la música de Jobim en su casa de Río de Janeiro”, dice. “Fue una experiencia espiritual, sobre todo para Jaques y Paula, que estuvieron diez años con Jobim casi a diario, tocando, hablando sobre pájaros y plantas, el mar y la naturaleza, bebiendo con el maestro. Su casa es un lugar sagrado porque él es un maestro. Nosotros éramos allí sus seguidores”, cuenta Ryuichi, que en el disco toca el piano de Jobim. “Durante la grabación de ‘As praias desertas’ el canto de un pájaro entró por una de las ventanas abiertas y pensé que era Tom que nos daba su aprobación”, exagera.
El disco ofrece un repertorio inesperado, del que están ausentes “La chica de Ipanema” y las “bossa novas” más famosas. “Ese es el punto. Jobim decía que el 70 por ciento de la música que compuso no es ‘bossa nova’, sólo música, y música hermosa. Nosotros nos sentimos un poco incómodos de que se le perciba únicamente como al padre de la ‘bossa nova’ porque él es uno de los grandes compositores del siglo XX”. En total, 16 canciones que se acercan al lied de Schumann, a Chopin, Ravel o Satie: “Jobim tenía siempre partituras de Debussy sobre el piano. Y Debussy probablemente sea mi mayor influencia”.
En Casa hay obras poco conocidas, como “Chanson pour Michelle”, que Jobim compuso en 1985 para una serie de televisión y que sólo se había publicado en un vinilo ya descatalogado, y también la inédita “Tema para Ana”, que escribió para su mujer. Aunque la favorita de Sakamoto es “Sabiá”, un canto a la naturaleza y a las raíces, que lleva el nombre de un pájaro brasileño. “Me parece que alcanza la perfección melódica. Y cómo combina la melodía con la progresión armónica. Es casi matemática”. Actor de nuevo –”sólo es un hobby”– en el film New rose hotel, de Abel Ferrara, Sakamoto parece no poder quedarse quieto compuso la banda sonora de la última película de Brian de Palma Femme fatale y es un participante más que activo en Zero landmine, organización que lucha para limpiar el planeta de minas.
Sakamoto ya había utilizado un trío –piano, chelo y violín– en el disco 1996 para recrear algunas de sus composiciones para cine. “La forma más económica en el arte de representar mi música y la de Jobim. Para mí, este trío es el conjunto mínimo para representar cualquier tipo de música. Puede ser muy sinfónico y muy de cámara”, asegura. No tiene muy claro el porqué de su amor por la música brasileña: “Quizá porque es una mezcla de culturas. Tiene un elemento africano, uno indio, uno europeo. Todomezclado. Portugués, español, francés, hasta alemán. Como los seres humanos. Mezclados somos mejores, más hermosos”.
* De El País, de España.
Especial para Página/12.