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”No es posible quedarse a contemplar el ombligo de ayer y no ver el cordón umbilical que aparece todos los días a través de los jóvenes. No se lamenten los viejos de que los recién venidos ocupen los primeros puestos de la fila: porque siempre es así, se gana con los nuevos.” La cita fue uno de los últimos pensamientos pronunciados por Arturo Jauretche antes de morir en 1974. Tal vez sea necesario conjugarla con la canción de Los Piojos sonando todo el tiempo y la gran cantidad de jóvenes presentes en la Rural para lograr una síntesis precisa del efecto obtenido por la muestra Basta de Zonceras, que finalizó ayer. A juzgar por la cantidad de personas que visitaron el predio durante 30 días –se estima que fueron unas 50 mil–, el objetivo de los organizadores superó las expectativas: la figura del autor de Los profetas del odio se reinstaló en parte en la sociedad luego del ostracismo en el que, premeditadamente, la había sumergido el proyecto mediático neoliberal de los últimos 25 años.
La idea que más enganchó a los asistentes fue la elección para definir al más cipayo, al más tilingo y al más zonzo de la historia argentina. En el hall de acceso, la gente tomaba una réplica de boleta electoral para votar y agregar las razones de su decisión: “Voto a Menem porque hizo todo lo posible para continuar la obra de Martínez De Hoz” decía una de las boletas en la urna Mayor Cipayo, que el ex presidente lideró cómodo con casi 13 mil votos (ver aparte). En el rubro Mayor Tilingo el triunfo se lo llevó el periodista y empresario Daniel Hadad “por decir en sus programas cosas como ahora usted no se puede comprar la camisa importada que tanto le gusta, sin reparar en que fue a costa de la entrega total del país”, escribió otro de los votantes. En cuanto al Mayor Zonzo, el “mérito” fue para Fernando de la Rúa, quien “infundió esperanza en la gente luego de la segunda Década Infame y actuó como una marioneta para terminar de vendernos a cualquiera”, según razonó otro de los sufragantes sobre el motivo de su elección. Entre los más votados también estuvieron Domingo Cavallo –cipayo– y Mariano Grondona, tilingo. Y un plus tal vez inesperado que habla de una necesaria autocrítica por parte de la sociedad: tras el Mayor Zonzo, De la Rúa, el pueblo se eligió a sí mismo.
La impronta jauretcheana también llegó a varias escuelas de Capital y Buenos Aires. A lo largo de la muestra, visitaron el predio “Martínez De Hoz” alumnos de nueve colegios, que participaron del concurso “Pensar en argentino”. Los estudiantes tenían que presentar una canción identificada con el escritor, y el premio se lo llevaron dos estudiantes de 5º año de la E.E.M. Nº 17 de La Matanza: Florencia Galán y Juan Caballero, con la canción “Don Jota”.
Durante la última jornada hubo gran afluencia de público, en su mayoría jóvenes. “La tiene muy clara el viejo, ¿eh?”, comentaba a su abuelo un pibe de unos 20 años que había llegado al predio atraído por, cómo no, la canción “San Jauretche”. Estaba leyendo un concepto básico que de alguna manera explica la tragedia actual: “Una de las medidas imprescindibles que hay que tomar para que el plan sea exitoso es el ingreso de la Argentina al FMI”, transcripción literal de la idea de Raúl Prebisch que Jauretche hizo en 1956 interesado en demoler el plan Prebisch mediante su libro Retorno al Coloniaje. “Asesorarse con los técnicos del FMI es lo mismo que ir al almacén con el manual del comprador escrito por el almacenero... Las cuentas que nos presentan son falsas”, respondía Don Arturo para avisar de un problema del que recién hoy muchos acusan recibo.
La nutrida muestra de leyendas, escritos, libros viejos, verdaderos hallazgos –como un vinilo de pasta con la Marcha de la Guardia Forjista, de mediados de la década del 30–, también impactó por el nivel de afecto que los asistentes manifestaron por los conceptos de Jauretche. “No puedo creer que nadie haya hecho nada por detener algo que este país sabía antes de 1945.” La reacción obvia de José María –un peronista de la primera hora– fue ante uno de los pensamientos del escritor que aún explican la realidad argentina, escrito en la alborada del 17 de octubre de 1945: “Enel territorio más rico de la tierra vive un pueblo pobre, mal nutrido y con salarios de hambre. Hasta que los argentinos no recuperemos para la Nación y el pueblo el dominio de nuestras riquezas no seremos una nación soberana... contra todos los vendepatria nativos y contra todo imperialismo”. Semejante frase explica por sí sola la importancia y el sentido de haber concretado este proyecto.