ESPECTáCULOS › ENTREVISTA A MR. C, EL PIONERO DE LA MUSICA TECH–HOUSE
Todo el tiempo vive en extasis
Es dueño de un famoso club de Londres, compositor, productor, músico y pasador de discos. La música electrónica está cada vez mejor porque la gente tiene cada vez mejor gusto, sostiene.
Por Pablo Plotkin
El acento cockney (canyengue de Londres) con que Mr. C define su lugar en la industria del entretenimiento es el mismo que infectaba los hits de The Shamen diez años atrás, cuando el acid house sacudía el hormigón de las ciudades europeas. Richard West estuvo en el lugar adecuado en el momento justo, y las huellas del trajín se le manifiestan en el rictus como oportunas cicatrices de pionero. Fue promotor estético y ejecutivo de lo que hoy se conoce como tech–house, “el único género que no es un género, sino una actitud”. Comparte la propiedad del selecto club londinense The End (junto a Layo Paskin, la mitad del dúo Layo & Bushwacka!), dirige el sello End Recordings y a la par sostiene una carrera de disc-jockey trotamundos, productor discográfico y compositor pistero. En su tercera visita a la Argentina (ayer pasó discos en Mar del Plata, hoy lo hará en Punta Carrasco y el lunes en Pinamar), Mr. C luce como uno de esos villanos de Misión Imposible que al sonreír descubren dos dientes frontales separados más de la cuenta. Amable y compadrito, asegura ser “uno de los pocos DJ’s–productores que disfrutan de las entrevistas”. ¿Por qué? “Porque todavía queda mucho por decir”.
–En el último tiempo se empezó a hablar de la caída comercial de la música electrónica. ¿Hacia dónde se estaría yendo?
–La música electrónica está decayendo a un nivel mainstream: la gente compra menos mierda. Hace unos años, cuando los chicos jóvenes se acercaban a la música electrónica y no sabían qué comprar, era muy fácil para los sellos grandes venderles cualquier basura, copiar lo que ellos creían que era bueno en el under y reproducirlo. Los chicos compraron eso, pero ahora crecieron, se especializaron y buscan discos de mayor calidad. Así que, sí, las ventas en el plano de la música comercial se achicaron dramáticamente. Y creo que eso es muy bueno para la música. Nada de crisis, eso es parte de la re–evolución musical. Por suerte la gente está empezando a demandar más calidad, y si las ventas regulares están bajando, es porque hay mucha mierda dando vueltas. No tiene nada que ver con la guerra, o con la crisis. Frente a este tipo de desastres, la gente todavía quiere divertirse, escapar del mundo de mierda en que vivimos.
–¿Qué clase de artistas empezaría a surgir, en la electrónica?
–Es un buen momento para que surja gente con ideas nuevas, gente con integridad y la mente clara. Gente que haga música por amor a la música, DJ’s que trabajen porque les gusta hacer bailar a la gente, y no porque quieran sentirse grandes y ganar mucho dinero. Esos van a trascender, porque la gente va a demandar calidad. Escuchamos basura durante mucho tiempo, nos repitieron hasta el cansancio toda la mierda comercial. La gente se pudrió.
–¿El hip hop lidera ese cambio?
–Mmmm... Me gustaba el hip hop antes que se redujera a una cuestión de hacerse el malo. Aunque siempre aparece algún artista que me gusta, porque me crié escuchando música negra –soul, funk, reggae, disco–, últimamente no encuentro una banda de hip hop que salga especial.
–¿Extraña algo del tiempo de The Shamen, del hecho de formar parte de un proyecto grupal?
–No mucho. Por ahí extraño un poco actuar sobre un escenario, pero ser DJ también es una forma de performance y, si quiero vocalizar un poco, conecto el micrófono y me saco las ganas. Aquello fue cuando tenía 25, diez años atrás No pienso mucho en eso porque lo único que me ocupa es el presente. De hecho, creo que la cosa se pone cada día mejor.
–En 1992 escribió “Ebeneezer Goode”, una especie de himno al éxtasis. ¿Sigue encontrando una conexión fuerte entre esa droga y la música electrónica bailable?
–Sigue habiendo una relación fuerte. Sin embargo, hay mucha gente que consume éxtasis y no tiene la menor idea de lo que es la música dance. Los científicos que sintetizaron el MDMA nunca escucharon música electrónica, pero es muy fácil decir que el éxtasis es una manifestación epidémica del género. No es así. Sólo es una droga, y sienta bien, por eso la consumen. Esa es la realidad. Debería haber más educación sobre el tema, pero si no existiera la música electrónica bailable, de todas maneras habría éxtasis. La tomaría gente que escucha otro tipo de música. La gente que escucha hip hop también la toma. Es una droga que se consigue fácil, y cae bien, ¿por qué la gente no habría de tomarla? Debería haber más información sobre efectos y riesgos, para que cada cual tuviera la oportunidad de elegir con libertad e inteligencia.
–¿Qué sabe del éxtasis que en Inglaterra se vende a una libra la píldora y, según los medios, está causando estragos?
–Hay mucha droga barata dando vueltas, y erróneamente se denomina a todo éxtasis. Por ahí es una pastilla que sólo te mantiene despierto, pero eso no quiere decir que sea éxtasis. De repente alguien muere porque toma alguna porquería y la gente comenta que murió por tomar éxtasis. No, no era éxtasis. Ese es el problema.