ESPECTáCULOS › SE CREA UN CENTRO DOCUMENTAL PARA LA MUSICA
Los sonidos de Buenos Aires
El Centro de Documentación e Investigación Musical registrará la vida musical en la ciudad, abarcando todos los géneros.
Por Diego Fischerman
Buenos Aires es una ciudad con una gran actividad musical. Y es una actividad que no está documentada. O, por lo menos, esa documentación está lejos de estar en un solo lugar, accesible y ordenada. Por eso la creación reciente del DIM (Centro de Documentación e Investigación Musical de Buenos Aires) por parte de la Dirección General de Música del gobierno porteño tiene una trascendencia notable. “Existen algunas bibliotecas musicales, por ejemplo en conservatorios, pero están pensadas para servir a la tarea propia de esos lugares. Aquí de lo que se tratará es de registrar todo lo posible de todos los géneros posibles”, dice el musicólogo Ricardo Salton, director del centro junto a Leandro Donozo. “Mucha documentación importante simplemente se tira porque la gente no identifica un lugar más o menos confiable a donde donar desde revistas hasta programas de concierto”, aclara.
Las primeras acciones del DIM han sido un llamado a concurso para proyectos de investigación y la publicación de un primer CD ROM documental que reproducirá las partituras originales y hasta ahora inaccesibles de dos antifonarios –piezas musicales religiosas– del siglo XVII, que se encuentran en poder del Museo Larreta de Buenos Aires. El DIM dividirá su trabajo entre la recopilación, clasificación y estudio del material –grabaciones, partituras, afiches, libros, instrumentos, documentos– para su posterior consulta pública (personal o por Internet), la edición de estudios musicológicos diversos y la organización de distintas actividades de divulgación. “El objeto será la música en la ciudad de Buenos Aires y no de la ciudad”, señala Salton. “Tendrá por un lado una biblioteca, fonoteca y archivo, y por otro estará el área de investigación”, completa Donozo. El fondo del DIM se inicia con una importante colección de CD, una donación de aproximadamente 5000 partituras de la colección Editorial Lagos –con material de Piazzolla, Yupanqui y Ariel Ramírez entre otros– y una colección de partituras originales, manuscritos y documentos personales de Waldo de los Ríos, en proceso de clasificación.