La pensadora Laura Klein explica los alcances de la segunda parte del curso gratuito que empieza hoy en el Centro Cultural San Martín.
En diciembre del año pasado, cuando finalizó el curso “Los filósofos: pensamientos y tonos de la voz”, dictado por Laura Klein, los asistentes quedaron tan satisfechos que elevaron un petitorio a las autoridades para darle una continuidad. La consecuencia de ese pedido concreto es que hoy comienza la segunda parte de este ciclo cultural abierto a la comunidad y con entrada gratuita. Será una serie de encuentros que se llevarán a cabo todos los jueves de 20 a 22 la sala F del Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551). Allí Klein intentará bajar la filosofía a tierra, y antes que leer textos sobre los autores, preferirá leer los textos originales. Los interesados pueden concurrir directamente al C. C. San Martín o comunicarse al 4373-5768 o por vía electrónica a
[email protected].
“Hubo algo muy curioso y es que la gente intervino mucho”, comenta la filósofa a Página/12 acerca de la experiencia del año pasado. “Se creó un clima de intimidad y eran doscientas personas. Este clima de intimidad fue una experiencia muy fuerte para mí y para toda la gente. Hubo algo como una cosa de contagio y me parece que la gente se descubrió pensando y pensando en común”, agrega. Según Klein, “una de las razones por las cuales fue tanta gente es que quisieron pensar algo estructural. Todos queremos pensar algo estructural y la filosofía empieza a ser algo que no es compartimentado”. La filósofa señala que hay otro motivo para explicar el interés por este encuentro: “La invitación al curso anterior tenía que ver con los filósofos hablando. No invitamos diciendo ‘vamos a contar lo que dice cada filósofo’, sino que propusimos algunos textos de ciertos filósofos que nos provoquen para pensar algunas cosas. No hicimos el resumen de determinado pensamiento ni buscamos lo que sería la idea fundamental”, aclara.
–Una de las características del curso es leer a los autores y no a los que hablan de ellos.
–No es una metodología. Es un placer. No conocer qué dijo sino propiciar la interpretación (la interpretación con minúscula). No es leer “lo que dijeron sobre”. Hay muchos libros “sobre”. Los filósofos hablan sobre los filósofos. Pero se trata de leer todo aquello que nos interese, no todo aquello que nos ahorre la lectura. No importa leer la obra entera de todos los filósofos. Importa que en alguna página logres leer algo.
–Teniendo en cuenta que el curso es abierto a la comunidad, ¿cómo hace para llegar a públicos diversos?
–Ese fue el gran desafío y también la gran alegría. Lo que hicimos fue leer los textos. Hay una diversidad, pero es como con los rostros. Al encontrarse cara a cara con los textos uno encuentra una mirada. En ese sentido, lo que se dio es que se encontraron con que los textos les hablaban, les decían algo. Entonces, el encontrarse con los textos provoca una desmitificación de que la filosofía es imposible si uno no sabe algo de filosofía, primero, y que habría que entrar por la explicación de la filosofía. Pero la filosofía no es la explicación de la filosofía. Entonces, lo que sucede es que la persona no comprenderá todo. Pero no hay que comprender todo. Lo que se dio fue una experiencia de pensar y encontrarse con textos que dicen algo, una entrada a esos filósofos que permiten no leerlos como si a uno lo estuvieran interrogando a ver si comprendió. Interpelan pero no están tomando examen, le están hablando a uno. Y quieren hablar a todo aquel que los quiera leer.
–Hay quienes sostienen que la filosofía y la actualidad no van de la mano.
–¿Actualidad y filosofía? La filosofía es inactual porque mete un cuchillo en la actualidad y abre la trama del mundo en el que vivimos. No hay libros de actualidad y libros de filosofía. Hay pensamiento o no hay pensamiento. Puede haber pensamiento y filosofía en un libro de actualidad. No se trata de rechazar los libros escritos “sobre”, sino las improducciones que nos quieren ahorrar la dificultad de pensar.