EL PAíS › EL CANDIDATO CARLOS MENEM ALMORZO SIN BOLOCCO CON LA LEGRAND
“Mirtha... minga voy a bajarme”
El candidato a presidente por el Frente por la Lealtad, Carlos Saúl Menem, dijo ayer que Eduardo Duhalde y Chiche lo odian y que todas las denuncias sobre corrupción durante su gobierno forman parte de una campaña para “demonizarlo”. Compartió con Mirtha Legrand una charla relajada y aseguró que él no desertará del ballottage porque gana.
Por Nora Veiras
“Todos se han ‘peluqueado’, se han vestido... me parece maravilloso”, dijo ella y de inmediato apareció el invitado. Tan impecable en su vestimenta como en su maquillaje y su “peluqueo’. Detrás de cámara, los fotógrafos y cronistas desquiciaban a los hombres de seguridad. Ansiosos por registrar cada gesto del diálogo de Mirtha Legrand con el candidato Carlos Saúl Menem no respetaban ningún límite. Había resistido apenas segundos la faja con la leyenda “Peligro, peligro, peligro...” con la que no se sabía si acorralaban o protegían a la prensa sobre una tarima. En el plató la pareja seguía un libreto previsible. El reivindicando sus diez años y medio de gobierno, su deseo de volver “para servir a la patria” y descalificando toda crítica porque “me han demonizado”. Ella haciendo las preguntas “de la gente” pero sin repreguntas que incomodaran. “Minga voy a bajarme”, repitió Menem ante la andanada de versiones sobre su probable deserción previa al ballottage con Néstor Kirchner. Y la diva se incomodó porque eso de minga “no es adecuado para un ex presidente”.
En las puertas de América TV, un pequeño grupo de robustos señores y señoras con abanicos de “Carlos Saúl Menem. Marca Registrada” le hacía “el aguante”. Más tarde llegaron los bombos que retumbaban en el estudio. El rumor de la ausencia de Cecilia Bolocco se confirmó apenas empezó la charla en el living. “Mi nombre es capicúa por eso no pierdo nunca y no pienso perder”, pronosticó el ex presidente antes de que apareciera por teléfono la voz de su mujer. “Este bebé quiere ser igual al padre y busca protagonismo... los médicos me recomendaron tranquilidad”, dijo ella lanzada de lleno a hacerle campaña al riojano. “Para Carlos sería una tristeza ver cómo se sigue desmoronando el país”, dijo ante la pregunta de una posible derrota de su marido. Mirtha quiso congraciarse y la llamó “Chechu”, la ex Miss Universo le aclaró: “Eso de ‘Chechu’ lo inventaron. En Chile me llaman Cecilia o La Bolocco. Yo... no lo encuentro bonito, pero uno en la vida se acostumbra a todo, Mirtha”. Si esa es su filosofía se explican algunas cosas.
Antes de pasar a la mesa, “Chiquita” buscó la complicidad de Menem: ¡Qué bonita que es Cecilia!
–Yo creo que todavía tengo un poco de pinta –retrucó él, ya paradito.
–¿Y de salud cómo anda? –quiso saber la señora.
–Mejor ya queda feo –se inspiró él, mientras su vocero Jorge Azcárate sonreía satisfecho tras bambalinas.
Primer corte. Maquilladores, peluqueros y asistentes se lanzaron sobre la estrella y el candidato. Cuando la polvera y los peines ya habían terminado su labor, una asistente cuidó el último detalle: le pidió al ex presidente que se levantara para colocarle un almohadón sobre la silla. “Duhalde siente odio por mí”, “el aparato de la provincia de Buenos Aires es tremendo. Han repartido dos millones y medio de planes Jefes y Jefas de Hogar y yo les le explicado que con nosotros no van a perder los planes, se van a mejorar”, “en el ‘95 ganamos con el 18 por ciento de desempleo y después lo bajamos al 12. Se vendían 600 mil automóviles por año, construimos dos millones y medio de viviendas, miles de metros en edificios escolares”, repitió el candidato.
–Usted sabe que la gente dice que durante su gobierno hubo mucha corrupción. Están el tema armas, la mafia del oro, IBM-Banco Nación... –inquirió Legrand.
–Con las privatizaciones destruimos la corrupción estructural, la patria contratista. Quedó la corrupción residual como hay en todas partes. Dicen que soy dueño de canales, de bancos, de todo. Eso es la demonización, es ese sector que envenena a la gente.
–¿Dónde está el dinero de las privatizaciones? –quiso saber la anfitriona.
–En los jubilados, Mirtha, en los jubilados. Además en la infraestrucura, en caminos, puentes –dijo, sin inmutarse. El ex presidente estaba relajado y se animó a sugerir “podríamos seguir una hora más. Le podemos decir a Carlos Avila que anda por acá”. El presidente de América TV, uno de sus amigos, se había acercado al estudio para cuidar que todo discurriera sin problemas.
Otra vez el corte fue el tiempo del retoque. De los apretujones entre fotógrafos y de los nervios del equipo para poder seguir. Mirtha pasó de recomendarle que “vaya, vaya” al casamiento de Zulemita “porque eso se da una vez en la vida”, a informarle que habían internado a Zulema Yoma y preguntarle “¿qué piensa del dólar?”. Todo mientras detrás de cámara jugueteaba “Maranga”, la perra estrella del canal que recogió de la calle un sonidista.
–¿Qué significa la gobernabilidad de la que usted habla? –le preguntó la anfitriona.
–La gobernabilidad es tener poder y ejercerlo. Como decía Maquiavelo cuando el poder es prestado, el fracaso es seguro. Esto de ahora es la misma Alianza a la que se le agrega Duhalde. Están Alfonsín, Moreau, los restos del Frepaso. Es poder prestado y debilitado –remarcó el candidato sin nombrar a su contrincante en el ballottage.
–Acá me llega una pregunta de un espectador qué quiere saber cómo hizo tanto dinero Zulemita –leyó la diva.
–Mi hija es empresaria, tiene la agencia de autos... pero éstas son las campañas de difamación... Además, por lo que sé alquila en Miami –dijo el papá, otra vez sin inmutarse.
Ya se acercaba el final y el ex presidente siguió siendo fiel a sí mismo. Cuando Mirtha le preguntó qué piensa de Cristina de Kirchner, respondió: “No voy a hablar porque no quiero que hablen de mi nunca bien amada Cecilia” (sic), y el colmo llegó con el cierre: “Mire a cámara y convenza a los argentinos que lo voten”, lo desafió Chiquita.
–Hay que ser proargentino. Con nosotros el país caminó, andó, se reinsertó en el mundo. No teníamos que pedir visa para salir del país.
–Me gustó cuando dijo andó –le remarcó la diva, pero él no acusó recibo. El show ya había terminado.