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Por D.F.

Hace más de treinta años, el teniente general Juan Carlos Onganía decidió que el público argentino no podía ver una ópera. Ayer, un grupo de integrantes de la Orquesta y el Coro Estables del Teatro Colón volvió a decidir lo mismo. La obra es Bomarzo, de Alberto Ginastera, sobre un texto de Manuel Mujica Lainez. Y la función que no pudo llevarse a cabo, el día en que se cumplían veinte años de la muerte del compositor, iba a ser la última con la que subiría a escena la brillante puesta de Alfredo Arias que se estrenó el 13 de este mes. Una función, además, destinada a estudiantes. La imagen de los alumnos de escuelas secundarias y universidades de varias partes del país subiendo de nuevo a sus micros fue, en todo caso, la postal del desatino.
El motivo argüido por los integrantes de la orquesta y el coro que se negaron a tocar fue que el horario laboral de la tarde (la función iba a ser a las 14) “está previsto para ensayos y no para funciones”. El director del Colón, el músico Gabriel Senanes, en una conversación con Página/12, fue contundente: “Cabe preguntarse qué causas pueden ser lo suficientemente buenas como para defraudar al público, que es el dueño del teatro, y para dejar sin esta función a niños y jóvenes de barrios carenciados, de zonas inundadas, de distintos conservatorios y universidades del país, que habían llegado hasta aquí. No me imagino cuáles son los motivos por los que se lesiona el bien común, empezando por los trabajadores del propio teatro, sobre todo cuando hay un diálogo fluido y cuando está funcionando una comisión permanente en la que se discute la vida laboral. Nada hacía suponer algo como esto, siendo que la función, además, estaba planificada desde diciembre del año pasado”. El horario que determinó la extemporánea medida de algunos de los cantantes y músicos –que gozan de estabilidad con un sueldo fijo que va de 2375 a 2840 pesos en el caso de la orquesta y que alcanza los 2001 en el de los integrantes del coro– está, según informó el teatro en un comunicado, “perfectamente encuadrado en la ley y fue elegido precisamente para permitir la asistencia del público estudiantil, incluyendo del interior del país, que llenó con avidez, ilusión y alegría la sala”.