ESPECTáCULOS › MARCELO TINELLI HABLA SOBRE SU DOBLE FUNCION
“Como productor me doy el lujo de apostar más”
Desde Ideas del Sur, su productora, Marcelo Tinelli sigue bifurcándose en el conductor de Videomatch y en el productor de ciclos innovadores como Okupas, Disputas o Sol negro, apuestas fuertes que, dice, le generan la adrenalina que estaba necesitando en esta etapa de su vida.
Por Emanuel Respighi
Desde 1990, a Marcelo Tinelli se lo reconoce por su trabajo al frente de El show de Videomatch. La inmediata asociación del público y la prensa no es infundada: al fin y al cabo, Tinelli lleva catorce temporadas consecutivas conduciendo uno de los programas humorísticos más longevos y exitosos de la televisión argentina. Un clásico. Todo un desafío que, lejos de consumirse, está más vivo que nunca. “Ya estamos pensando el Videomatch del año que viene”, adelanta Tinelli a Página/12. “Lo que es seguro es que el ciclo no va a ser formato diario: va a ir una o dos veces por semana porque la tira diaria me cansa mucho”, aclara. En su caso, el cansancio no suena como una excusa, sino como un argumento real. Además de saludar a América todas las noches, Tinelli lidia diariamente con las responsabilidades que le acarrea ser el dueño de Ideas del Sur, la productora televisiva que desde hace unos años se transformó en una usina de programas de contenidos variados, que van desde el humor escatológico de Todo por dos pesos hasta la dureza narrativa de Tumberos, Okupas o Sol negro, pasando por Ser urbano y Buenos vecinos, entre otros ciclos. De ahí a que en el último tiempo a la figura del Tinelli-conductor se le agregó la del empresario productor.
Pese al fuerte perfil que le implica estar al frente de Videomatch, el conductor devenido empresario fue uno de los productores que encabezó la renovación que vivió la TV vernácula en el último tiempo, a fuerza de tomar riesgos permanentemente. “Las productoras independientes le han dado un aire importante a la TV asumiendo altos riesgos. No sólo económicos sino también artísticos. Los canales deben lidiar con estructuras tradicionales a las que les cuesta asimilar novedades: son más proclives a lo clásico. Difícilmente la TV se hubiera transformado tanto –a nivel estético, autoral y temático– sin las productoras”, señala, quien además se animó a incursionar en la Liga Nacional de Voley y en la radio (ver aparte).
–¿Por qué decidió incursionar en la producción?
–Porque en la vida hay que buscar nuevos planos para poder crecer. No me quiero quedar toda la vida en el plano de conductor, porque me sentiría infeliz, incompleto para esta etapa de mi vida. Tengo ganas de crecer, aprender en otro lugar y no ser nadie. Empezar de cero y no chapear “Tinelli” o Videomatch. Me gusta aprender, tener que leer un guión, hablar con los directores, manejar cosas en las que no tenga que poner la cara en pantalla. La exposición mediática me cansa. No quiero quedarme ligado al “Buenas noches, América”. Quiero ser algo más que la cara de un ciclo exitoso.
–¿Tenía la necesidad de alejarse de la exposición del ciclo de TV?
–Para dedicarme a la producción tuve que entregar un montón de cosas mías, pero también aprendí mucho. A mi rol de producción voy con menos presión que a mi lugar de conductor. Cuando llego a Videomatch es como que todos me miran diciéndome “llegó el campeón” y tengo cada noche que avalar esa expresión. En cambio, en la producción puedo experimentar un montón de cosas. En la producción se me permite más, también. Es más relajado: no tengo que hacer sí o sí las cosas bien, como cada año cuando arranco Videomatch. Trabajamos para hacer buenos productos. Pero me puedo dar el lujo de hacer ciclos buenos y malos. Me gusta producir porque se manejan otros tiempos y no necesito de maquillaje. No tengo que estar perfectito.
–¿El aprendizaje fue más duro de lo esperado?
–Puede ser. El primer ciclo que produje, Arriba las gomas, fue un error del que aprendí muchísimo. Subestimé al programa y a la gente pensando que se podía hacer un Videomatch de mujeres. Pero apareció Pergolini y nos hizo pomada. Fue el ciclo que menos me gustó, pero donde aprendí que había que ser muy inteligente a la hora de producir.
–¿Cómo se le ocurrió hacer Okupas, un ciclo tan diferente a Videomatch y para un público tan sesgado?
–Un día vi Pizza, birra, faso y me di cuenta de que quería hacer algo así en la tele. Enseguida llamé a los directores para ver si podíamos armar algo. Justo Adrián Caetano no podía en ese momento así que arrancamos con Bruno Stagnaro. Haber podido hacer este tipo de ficción fue un placer. No es que no me importa el rating, me importa mucho. Pero fundamentalmente me interesa el programa más que el rating. Ya sea con Okupas cuando de hacer dos puntos llegamos a 7, o cuando con Sol negro arrancamos en 9 y terminamos haciendo 2. Estoy muy feliz de haber hecho productos alternativos a los que la tele estaba acostumbrada, que se pueda mostrar cosas diferentes. Porque esos productos abrieron otras puertas también. Cuando mostré el primer capítulo de Okupas a todo el mundo le parecía raro. Después se armó una línea de ficción que fue por ese lado. Me gustó abrir esa puertita.
–Pol-Ka se dedicó a producir exclusivamente ficción. Cuatro Cabezas tomó únicamente los caminos periodísticos y el reality show. Ideas del Sur, en cambio, tiene en su haber productos periodísticos, ficcionales y también realitys. ¿No encontró el perfil o habla de una búsqueda genérica?
–Ideas del Sur es una productora que tiene diferenciación en los productos y es mucho más jugada que otras productoras. Gusten o no los ciclos, siempre estamos buscando nuevas puertas para abrirlas. Creo que el hecho de ser gente joven hace que no nos encasillemos tanto en géneros, sino que hacemos de todo. Ideas hace programas como Videomatch o Sol negro, pero también tiene un equipo de voley y una radio. Eso habla de que la productora está abierta a todo. Me gusta la variedad. Sé que si a lo largo de un año tengo que hacer todo ficción o todo entretenimiento me aburriría. El placer lo encuentro en la variedad.
–¿Cómo es la dinámica de trabajo del Tinelli productor? ¿Supervisa todo?
–El carreteo del jumbo lo hago yo y después se los dejo a los pilotos. La mirada más celosa está al comienzo. Con los productores de Costumbres argentinas me junto una vez por semana o cada 15 días, viendo hacia dónde va la historia. Pero no leo todos los libros. Lo mismo con la radio u otros programas. No todo sale al aire con la aprobación mía. Opino si hay algo que no me gusta, nada más.
–¿Pero su exposición en pantalla no hace de Ideas del Sur una productora personalista?
–Evidentemente hay una tendencia natural de todos de una mayor consulta a mí. Porque soy el único dueño, porque estoy en la productora todo el día, por mi forma de ser... Soy una persona que me ocupo de las cosas. Yo también he creado esa dinámica de trabajo. Pero no superviso todo el material de la productora. Me gusta ver la mayor cantidad de programas que pueda.
–A la hora de pensar programas, ¿por qué se deja llevar?
–De la misma forma que hice con Videomatch en todos estos años: tratar de intuir lo que la gente quiere ver. Con el agregado de que también tenemos pedido de los canales y vamos discutiendo en equipo ideas posibles. Tenemos reuniones periódicas con el equipo creativo. Ahora, por ejemplo, tengo ganas, el año que viene, de hacer una telenovela de época. Estamos en pleno proceso.
–¿La productora se financia sola o Videomatch es la usina ilimitada de dinero que financia al resto de los ciclos?
–No. En su momento, hace unos tres años, sí lo hacía. En la actualidad, la productora se financia con eso y con otros programas. Hoy por hoy, Videomatch es el cuarenta por ciento de esta productora. Antes era el cien por ciento. Cuando abrí la productora mi meta fue que no fuera una empresaVideomatch-dependiente. Y en el transcurso de los años lo hemos podido lograr. La productora financia todos los programas.
–Pero todavía Videomatch representa el cuarenta por ciento de los ingresos. Uno puede creer que usted sigue con ese programa para mantener el caudal de ingresos.
–No, para nada. El día que me canse de Videomatch no sigo más y listo. Hasta hace tres años sentía esa presión. Hoy ya no. Tenemos contratos para producir programas a canales del exterior, proyectos para el año que viene, una radio que funciona muy bien. Si fuese así hubiera arrancado con Videomatch a principios de año y no en el segundo semestre. Ese programa es importante en un montón de cosas, sobre todo en lo comercial, claro. Cuando uno tiene un producto como éste, la alianza con los auspiciantes es integral. Pero no es necesario Videomatch para que la productora se financie.
–¿Qué dice acerca de quienes opinan que usted busca popularidad en Videomatch y prestigio en el resto de programas de la productora?
–Para mí Videomatch es un programa superprestigioso. Hay que ver qué se entiende por prestigioso. Por ahí a algunas personas les da vergüenza ponerse una remera verde. Sin querer compararme porque no le llego ni a los tobillos, a Alberto Olmedo también se lo tildaba de no tener prestigio, de ser exponente del humor chabacano. Sólo hay que buscar las críticas que se le hacían antes de su muerte. Las críticas siempre son más feroces con los que hacen el humor. Y peor con un programa exitoso. Hoy por hoy es más copado ver Sol negro que Videomatch, como si uno fuese más prestigioso que otro. Que durante 14 años Videomatch mantenga un público cautivo de gente habla de un prestigio. Somos una sociedad que está permanentemente cuestionando el éxito. Y parece que lo que es masivo no puede ser de ninguna manera prestigioso y lo que no es masivo tiene prestigio. Yo no tengo ese concepto.
–Convengamos en que al menos ese tipo de humor es un género de por sí subestimado...
–Videomatch es uno de los ciclos más vistos de la TV. Por eso cuando la crítica señala que nos repetimos, siento que ese pensamiento está disociado de las preferencias de la mayoría de la gente. Hacer humor es muchísimo más difícil. Se subestima hacer reír. Nunca van a elegir como el personaje del año, en cualquier premio, a un humorista. Lo mismo ocurre en un grupo de amigos. Entre el amigo que te hace cagar de risa y aquel que es más reflexivo, en general se respeta mucho más a este último. El otro es el “hinchapelotas”, no se reconoce la capacidad de hacer reír como una virtud. Ese statu quo se traslada a los medios. El humor es visto, erróneamente, como un género menor. Yo reivindico el humor.
–¿Está en su mente ser algún día gerente de programación?
–No quiero ser gerente de programación de ningún canal. Hace 10 años vengo diciendo lo mismo, pero nadie me cree. No me interesa porque no es algo que estoy buscando para mi vida. Pero no lo haría porque además tengo la productora: no quiero que pierda el Tinelli productor. Envidio a Adrián Suar que sí lo hace. También a Claudio Villarruel. Ser gerente de programación sería un lastre para mi vida. Yo soy conductor-productor. Quiero producir. Soy un culo inquieto. Me gusta tener la adrenalina de la producción, el salto al vacío. La gerencia artística no es un lugar que busco. Tal vez, me gustaría que me convocaran para ser dueño de un canal o acompañar algún grupo. Pero siempre para acercar cosas del lado artístico.