ESPECTáCULOS

Grandes nombres de cine unidos a los del blues

Wim Wenders estrena el primer capítulo de una “historia del blues” que promete ser antológica. Otros directores serán Scorsese y Eastwood.

Por Octavi Marti
Desde París

The Soul of a Man es el título de la última película de Wim Wenders y primera de una serie de siete dedicada al blues. “La idea fue de Martin Scorsese”, explica el cineasta alemán. “Me habló de ello hace 4 o 5 años, de la posibilidad de ofrecer una imagen del blues que fuese distinta de la que propone la televisión.” Scorsese decidió que Wenders abriese el fuego; que luego vendría Richard Pierce, que se ocuparía de La ruta de Memphis; el propio Scorsese, que abordará los orígenes africanos de la música que les ocupa en De Mali al Mississippi; Charles Burnett y su filme titulado Devil’s Fire; el británico Mike Figgis con Red, White and Blues; Marc Levin, que se interesará en la relación entre el blues y la mafia en Godfathers and Sons, para que Clint Eastwood, reputado amante del jazz, cierre la lista de títulos con Piano Blues. La cinta de Wenders toma como eje la figura de tres bluesmen mal conocidos: Skip James, JB Lenoir y Blind Willie Johnson. “Escogí los dos primeros porque me marcaron en mi juventud. Skip James navegó siempre entre lo sagrado y lo profano, lo trascendental y lo terrestre. Acabó por dejar la música para convertirse en pastor. De JB Lenoir oí hablar por vez primera a través de la canción que John Mayall le dedicó con motivo de su muerte en un accidente de coche. Y el caso de Blind Willie Johnson tiene que ver con el hecho de que una de sus canciones fuese enviada al espacio en una sonda Voyager, en 1967, y que luego yo retomara ese tema para Paris, Texas.”
La película ha recuperado fragmentos documentales insólitos, como el de una grabación de mediados los ‘60 de JB Lenoir para un canal de la televisión alemana. Skip James había interesado en su día a la televisión danesa y a una pareja de estudiantes de Atlanta, que lo filmaron y grabaron en varias oportunidades. Pero también incluye filmaciones de nueva planta, hechas por Wenders y protagonizadas por artistas –Nick Cave, Lou Reed, Eagle Eye Cherry, Cassandra Wilson, Beck, Bonnie Raitt– que interpretan temas de los bluesmen desaparecidos y lo hacen ante una cámara de manivela, idéntica a las de los años ‘30. “Se trataba de darle una cierta unidad al material. El choque de una cámara tan primitiva con el sonido digital es extraordinario”, concluye un Wenders muy satisfecho de su aventura, la segunda que emprende de este estilo tras el éxito mundial de Buena Vista Social Club.
Las películas van acompañadas de la edición de cinco discos que pueden verse como una antología del blues revisitado, es decir, interpretado por sus creadores, pero también por contemporáneos nuestros. Wenders recupera para la historia grabaciones perdidas de JB Lenoir en las que critica con gran dureza la intervención estadounidense en Vietnam, recordando así que el blues no sólo es la manifestación del dolor de hombres esclavizados o maltratados, que evocan el paraíso perdido o la esperanza en otro paraíso –celestial, sexual o artificial, da lo mismo–, sino también expresión de su conciencia, de su voluntad de denuncia, ya sea por la manera en que son tratados los negros o ante la evidencia del imperialismo.

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La primera de las siete películas será la de Wenders.
 
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