ESPECTáCULOS › “LOS ROLDAN”, DE IDEAS DEL SUR, POR TELEFE
Una riqueza familiar
Las ficciones que debutaron el lunes abrieron la guerra 2004 por el rating, y Miguel Angel Rodríguez y los suyos se anotaron la primera batalla por amplio margen. En lo artístico, la serie de Adrián Suar apela otra vez a su retrato de las relaciones “de barrio”, mientras que el producto de Marcelo Tinelli se apoya en la familia, la comedia colorida y algunas módicas transgresiones.
Por Emanuel Respighi
En el idealista mundo de Los Roldán, la honestidad y la solidaridad tienen inmediatamente su recompensa, el trepador interesado paga cara su mentira, el auto nacional se impone al importado, los pobres vencen a los ricos y la fuerza del amor todo lo puede. En la nueva tira diaria de Ideas del Sur, la empresa de Marcelo Tinelli, no hay lugar para la desesperanza, el desaliento. En todo caso, si la hay –tal el caso de la enfermedad letal diagnosticada a Mercedes de Lozada (China Zorrilla)–, pronto se revierte por un abrazo sincero o una palabra cálida de un bueno desconocido (Tito Roldán). A tono con un país en el que la esperanza social volvió con fuerza, la TV ya no habla de marginales ni de mundos sombríos: ahora hay que transmitir felicidad. Y que quede claro: la alegría no pasa por el dinero sino por los afectos. “De qué sirve la riqueza cuando no se tiene amor/ de qué sirve tener todo y vacío el corazón/ muchos miden los valores sólo por lo material/ es mejor ser millonario en amor y amistad”, canta Palito Ortega, en una cortina musical que hace recordar a la que él mismo interpretó en El sodero de mi vida. ¡Viva la vida!
En la búsqueda de contar una historia tierna y en la que el bien se impone al mal, Los Roldán se vale de una idea que no es innovadora pero sí resulta muy efectiva: de cómo un humilde repartidor de frutas y verduras del Mercado Central (Tito Roldán, en la piel de Miguel Angel Rodríguez) se convierte fortuitamente en rico, a pura bondad, integridad y sin ningún interés más allá que ayudar a la gente. “Me interesa la gente. Si todos pusiéramos voluntad, este país sería otro...”, les explica Tito a sus amigos, asombrados por tanto amor destinado al prójimo. Fue así como logró salvarle la vida a Mercedes de Lozada, la empresaria que como contribución por su gesto le ofrece la presidencia de su empresa a ese hombre que apenas conoce, pero que logró inyectarle ánimo abriéndole su corazón, las puertas de su humilde casa y presentándole a cada integrante de su familia.
Sin caer en el registro costumbrista que Pol-ka instauró durante los ’90, la serie que ayer debutó en Telefé con un excelente rating (ver aparte) recupera el valor de la familia como vínculo esencial para lograr la felicidad. Así, la familia emerge casi como un personaje más, enmarcando relaciones y situaciones que difieren entre los pobres en dinero pero ricos en amor (los Roldán) y los ricos deshumanizados (los Uriarte). Pero Los Roldán, lejos de ser una familia alla Pol-Ka (opaca y envuelta en problemas), se moderniza sin perder ciertos valores tradicionales –las puertas siempre abiertas de la casa, la unión familiar, la sencillez, la vida social en el club– que bien hacen recordar a Los Campanelli, la comedia televisiva de los ’60 y ’70. Pero con un ingrediente que la aggiorna a los tiempos actuales: la incorporación del travesti (Laisa, la hermana de Tito) como miembro aceptado en la familia. Todo un cambio en la forma de representación que la TV nacional hacía de la familia hasta la llegada de Los Roldán.
Apoyándose en un vestuario colorido y mucha música (la cumbia y las murgas están presentes como elementos festivos de la clases bajas), uno de los puntos fuertes de Los Roldán es el heterogéneo elenco conformado, en busca de la audiencia multitarget que buscan los canales en el horario de las 21. Desde China Zorrilla y Miguel Angel Rodríguez hasta Tomás Fonzi y Sofía Gala, pasando por Gabriel Goity, Andrea Frigerio y Claribel Medina, el casting pareciera ser un acierto de acuerdo al tono de comedia grotesca y absurda del ciclo. Además de la dupla de amigos conformada por Facundo Espinoza y Luciano Castro, los momentos más graciosos del debut se plasmaron en las escenas compartidas entre Lola Berthet y Florencia de la V (sobrina y tía en la ficción), que en su debut actoral en tira demostró facilidad para la comedia. Una joyita aparte: la escena en la que Laisa está a punto de probar un pancho y Emilio Uriarte (Goity) la observa mientras fantasea en su cabeza un encuentro furtivo con la que para él es una mujer hecha y derecha. Desopilante. Como la línea temática de una tira en la que, choque de costumbres mediante, le sobra elenco para convertirse en una divertida comedia.