EL PAíS › ENCUENTRO DE INTELECTUALES CON DE VILLEPIN

El multilateralismo cultural

 Por José Natanson

La charla entre Dominique De Villepin, la senadora Cristina Kirchner y un grupo de intelectuales transcurría amablemente. Habían repasado la influencia cultural que Francia supo tener en el país, la avanzada norteamericana y los riesgos del pensamiento único, cuando uno de los argentinos dijo, sin levantar la voz: “La buena relación entre nuestros países está probada. El problema es que por interés económico algunos franceses se comportan como si fueran de Estados Unidos”. Sin perder la sonrisa, el canciller salió del paso con una declaración sentimental: “El vínculo franco-argentino es como una historia de amor, que se sabe cómo empieza pero no cómo termina. Los pueblos se enamoran, pero las empresas no”.
El encuentro lo organizó Cristina Kirchner, con buena onda con el canciller francés desde su viaje a Europa en julio. En aquella oportunidad, la primera dama se había comprometido a reunir un grupo de argentinos vinculados con la cultura. El encuentro se realizó ayer por la tarde, en el Club Francés, y participaron Jorge Telerman, José Pablo Feinmann, Torcuato Di Tella, Marcos Aguinis, María Sáenz Quesada, Liliana Hecker y Federico Andahazi.
La senadora presentó a los asistentes. “Yo no quiero entrar en consideraciones políticas, pero si me disculpan voy a sacarme el saco y quizá la camisa”, bromeó Telerman, sofocado por el calor. Todos rieron, y Cristina Kirchner le explicó a Villepin la importancia de la figura del descamisado en la historia argentina.
Después de las presentaciones, comentaron la importancia de la influencia francesa en la cultura argentina, y cómo se había ido diluyendo con el tiempo. “La cultura norteamericana es tan fuerte que ha ido tapando a todas las demás, incluso en Argentina, que de los países de Latinoamérica siempre ha sido el más cercano a Francia”, aseguró uno los intelectuales, y agregó una explicación: el giro neoliberal de los ‘90 fue tan pronunciado que no dejó margen para discutir el pensamiento único. “No hubo espacio para otra cosa.” Feinmann señaló que desde Argentina se había seguido con atención la idea de la “deconstrucción”, pero que aquí se necesitaba un “sujeto fuerte”, que en el caso de los franceses lo tenían en el cartesianismo y que si ellos querían “deconstruirlo”, era cuestión de los franceses.
De Villepin, que escuchaba atento los comentarios, reconoció cierta debilidad francesa. “Es cierto que el avance estadounidense parece imparable, pero también hay una responsabilidad de nuestro país, que no ha sabido mantener su lugar”, sostuvo el ministro, que aprovechó la crítica francesa a la invasión a Irak para añadir: “El multilateralismo no tiene que ser sólo una cuestión de relaciones exteriores, también debería incluir la producción de pensamiento”.
En una hora y media de charla, el tema económico apareció sólo una vez, con la referencia a los intereses económicos franceses y la diplomática salida de De Villepin. A lo largo de una jornada llena de actividades, el funcionario se había reunido con Néstor Kirchner y con el canciller Rafael Bielsa, con los que no esquivó los temas más espinosos: las presiones de las privatizadas francesas, la posición de los delegados de Francia en el FMI y hasta la controvertida decisión del gobierno de reestatizar el control del espacio radioeléctrico.
Con los intelectuales la idea era charlar sin agenda, sobre la relación cultural entre ambos países. “Hablamos sobre la construcción de un modelo de pensamiento multipolar y de respeto a la diversidad cultural. El desafío general que se plantea es el de crear un pensamiento latinoamericano. Un país no sólo se conoce por sus paisajes, también se conoce por sus ideas, y en Argentina hay muchas y muy buenas”, sintetizó Cristina Kirchner cuando finalizó la reunión.

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