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En el mundo de la televisión se suelen pasar una y otra vez series históricas que con el tiempo la audiencia convirtió en clásicos. Desde El Chavo o El Superagente 86, hasta las aventuras de Los vengadores, un puñado de programas de otros tiempos perduran en la pantalla –ya sea en el cable o en TV abierta– a fuerza de contenidos que parecen no perecer a los cambios en las costumbres y el paso del tiempo. A todos esos programas los une, además de su calidad y la fidelidad del público, el formato seriado de su emisión y que –en su mayoría– se trata de realizaciones procedentes del exterior. A la búsqueda de romper la exclusividad extranjera en lo referente a “clásicos”, Space redobló la apuesta, apostando sus fichas a la reposición en su programación de una telenovela producida en el país. Y no cualquier novela: Resistiré, el ciclo que el último año se transformó en un fenómeno popular masivo, retornará a la pantalla chica. Esta vez no será a través de Telefé sino que la reposición de toda la temporada se podrá ver por Space, desde el próximo domingo a la medianoche, aunque luego la telenovela se emitirá de lunes a viernes a la medianoche para buena parte de América latina.
Para todos aquellos que quedaron fuera del fenómeno televisivo del 2003, es una excelente posibilidad para adentrarse en una telenovela que, sin perder el núcleo básico del género –la imposibilidad de los enamorados de amarse con tranquilidad–, reformuló ciertas reglas a partir de un lenguaje narrativo y estético moderno. Para quienes recién se engancharon con Resistiré a mitad de temporada, la repetición se presenta como la oportunidad para ver los 220 capítulos que duró la telenovela protagonizada por Pablo Echarri, Celeste Cid y Fabián Vena. Porque, por más fenómeno que haya sido, con final en vivo en el Gran Rex incluido, la única verdad es que Resistiré recién fue pasión de multitudes en sus últimos meses de emisión. De hecho, Soy gitano le ganó casi siempre a la telenovela de Telefé.
Space es, básicamente, un canal de cine. De ahí que la idea de reponer una telenovela recientemente emitida en TV abierta es innovadora para la lógica del cable (a excepción, claro, del canal Volver). “Nos decidimos a contar con Resistiré en la programación por dos motivos”, explica a Página/12 Fernando Gastón, gerente general de cine y series de Claxson. “El primero es porque nos parece un producto de altísima calidad, que se encuadra en ciertas características que buscamos en Space: calidad y masividad. Y el otro es que Resistiré fue un suceso de audiencia y tiene mucho público, viejo y nuevo, para atraer”, detalla el ejecutivo.
Las negociaciones entre Claxson y Telefé comenzaron por el mes de septiembre, a la par del fenómeno, pero recién en enero llegaron a un acuerdo. La razón de las arduas negociaciones se debe a una sencilla razón: no es común este tipo de vínculos entre la TV de aire y el cable.
“Lo que pasó es que todos éramos nuevos en la negociación. Cada una de las partes, tanto la compradora como la vendedora, aplicó en un principio sus propias lógicas, que eran incompatibles por las diferencias existentes entre un soporte televisivo y otro”, subraya Gastón. La estrategia de Space con la adquisición de Resistiré tiene, obviamente, un anclaje comercial. “La compra –apunta el ejecutivo– está enfocada a renovar la pantalla del canal con un producto con continuidad y que garantiza fidelizar público diario. En ese marco, los ingresos publicitarios también tendrían continuidad y ya no responderían a la calidad de películas que emitimos.” Al respecto, la serie tendrá tandas comerciales tradicionales y un sponsor exclusivo que aún se está negociando.
Más allá de la veta comercial, lo interesante es que el público volverá a sufrir con las idas y vueltas del romance entre Julia y Diego, el inescrupuloso cerebro de Dobal, la perversa relación sexual de Andrés y su tía y todos los misterios que hicieron de Resistiré un producto que demostró con inteligencia, audacia y calidad que no todo está dicho en TV, aun en formatos tan rígidos como lo es el de la telenovela. Sólo es cuestión de arriesgar.