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De cómo el kirchnerismo intenta ganar la calle el primero de marzo

El peronismo bonaerense convocó a un acto para el lunes, en Congreso. Casi no consultó al Gobierno. Ahora los hombres del Presidente quieren contrapesar la presencia de sus compañeros.

 Por Diego Schurman

Quien piense que la concentración del 1º de marzo en apoyo a Néstor Kirchner será resultado exclusivo de una movilización del aparato duhaldista se equivoca. Desde la propia Casa Rosada, el Gobierno comenzó a motorizar en las últimas horas a su propia tropa para asegurar que el próximo lunes la Plaza Congreso no tenga únicamente aroma a aparato bonaerense.
El tema fue expuesto abiertamente en la tarde de ayer por Alberto Fernández. Según pudo saber Página/12, el jefe de Gabinete invitó a la “comitiva porteña” que le responde a buscar la manera de potenciar la convocatoria, hasta ahora hegemonizada por los bonaerenses, entre ellos el propio gobernador Felipe Solá.
La “merienda de trabajo” que brindó el funcionario, reconocido por todos como la mano derecha de Kirchner, no sólo fue dulce por la oferta de galletitas Sonrisas y Opera, o por la burbujeante Coca Cola en su versión común y light. Los presentes también se empalagaron con la posibilidad de garantizar una nutrida plaza para vivar al Presidente.
Los “Fernández boys” que prometieron mover cielo y tierra tienen cargo en el gobierno porteño de Aníbal Ibarra, como es el caso de Héctor Capaccioli o el ex arista Rafael “Balito” Romá. La mesa, al que no suele faltarle algún ornamento de Argentinos Juniors –club por el que se desvive Fernández–, se completó con los legisladores Miguel Talento, Víctor Santa María, María Laura Leguizamón y Claudio Ferrero.
La movida kirchnerista se completará el viernes, con un encuentro en el teatro Ateneo. Allí José “Pepe” Salvini, a quien el mandatario supo tener de sombra prácticamente en la última década, reunirá a muchos de los referentes del Frente para la Victoria. Se trata, ni más ni menos, de la agrupación que aglutinó al kirchnerismo durante la campaña presidencial.
Salvini trabajará sobre todo con los referentes provinciales –el vicegobernador de Entre Ríos, Pedro Gustavino es uno de los seguros concurrentes–, de tal manera de darle “volumen nacional” a lo que hasta ahora parece ser una movida impuesta por los muchachos de Eduardo Duhalde.
“Los bonaerenses quieren aparecer pegados a Kirchner, quieren salir en la foto y mostrarse imprescindibles. Pero no vamos a regalarles la Plaza”, dijo, casi susurró, un funcionario ante Página/12.
–Después de todo fueron los que organizaron la concentración –le planteó este diario.
–En verdad no hubo forma de pararlos, si hasta sacaron una solicitada –siguió refunfuñando.
El intríngulis del Gobierno es evidente: por más que se haya pactado la ausencia de carteles y estandartes es muy difícil asegurar su cumplimiento. Por otro lado, aún si el aparato bonaerense logra el milagro de identificarse únicamente con banderas argentinas, es más que probable que los caudillos distritales buscarán fervientemente el flash de las fotos y las cámaras de televisión.
El “fantasma Cristina” está haciendo estragos en las tertulias de los intendentes del PJ. Saben que un eventual lanzamiento de Cristina Kirchner, para competirle al duhaldismo la gobernación bonaerense, lleva implícito el mensaje de un recambio en la conducción del distrito. Por eso son varios los que ahora buscan el sello kirchnerista.
En el Gobierno, por su lado, reconocen la capacidad de movilización del aparato bonaerense. Pero no quieren que los duhaldistas sean los únicos en capitalizar el eventual éxito de la convocatoria. Claro, a la vez, les disgusta aparecer igualados en la modalidad, por eso buscan completar la Plaza Congreso con menos micros –emblema del “aparato”– y apariencias de concurrencia espontánea.
En pos de esa “espontaneidad”, varios funcionarios se esmeraron en no hablar de “acto” –ya que no habrá oradores, ni palco, ni nada– sino de “convocatoria”. Pero ahí enfrentan un nuevo dilema: ¿cómo lograr que la clase media se movilice si no hay un lema, si se llamó a no esgrimir ataques al FMI, ni a lucir estandartes o banderas? ¿Alcanza una concentración de apoyo a Kirchner sin establecer las razones por las cuales hay que apoyarlo?
En la Casa Rosada evalúan que una respuesta a esas dudas podrá encontrarse en el discurso que ofrecerá el Presidente ese mismo día, durante la Asamblea Legislativa. Si bien no se adelantará su contenido, en estos días comenzarán a difundirse sus ejes, tan previsibles como necesarios para afianzar la adhesión popular: la defensa de los derechos humanos (ratificando la línea de su discurso de asunción) y la preeminencia de la deuda interna por sobre la deuda externa. Habrá que ver si la gente responde.

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Alberto Fernández fue el centro de varias reuniones con diputados y referentes de Capital.
 
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